Por Nathalie Jarast
Ya sabemos de los beneficios de limitar el tiempo de los chicos con las pantallas, pero criar chicos y chicas lectores no es solo una cuestión de elegir otro consumo cultural. Que los chicos y chicas lean, no por obligación, sino por placer es un valor y una herramienta que les damos para toda la vida. Leer abre las puertas a nuevos mundos, desarrolla la imaginación, el lenguaje y también forma parte de su derecho a tener una educación de calidad.
Raquel Franco, que dirige el sello infantil Pequeño editor y desde hace años trabaja en educación y literatura para niños, señala: «Los seres humanos necesitamos la palabra como vía de acceso al mundo. Necesitamos nombrar para actuar, para pensar, para decidir. Por eso el desarrollo del lenguaje es tan importante en la primerísima infancia».
Y suma: «Hay ya mucha evidencia e investigación que confirma que es la lectura la que habilitará ese desarrollo amplio y diverso del lenguaje, y con él, capacidades cognitivas profundas y habilidades de reflexión. Esto significa que los niños y niñas lectoras probablemente aprendan más rápido, con mayor facilidad y eficacia. También que sean más creativos y creativas (no en el sentido del arte, sino del pensamiento creador), y que construyan vínculos seguros con quien les lee».
Conversamos con ella sobre cuáles son las herramientas necesarias para fomentar el gusto por la lectura en los chicos y las chicas. «¿Y por qué se está insistiendo tanto con esto ahora? Porque se están viendo muchísimos problemas de lenguaje y de coeficiente intelectual entre chicos y chicas por el uso de dispositivos como teléfonos y tablets desde muy pequeños. La lectura es el antídoto», asegura.
1. Leerles desde bebés
¡Desde el nacimiento se puede empezar a leer! «Leer y cantar deben ser actividades cotidianas de un adulto con su bebé. Hay muchísimos libros específicos para esa edad, que tienen ritmo, juegos de palabras, rima y música. Hay que dejar de preguntarse si entienden o no. Porque lo que hace un bebé cuando le leemos es entrenarse en la comprensión y en la búsqueda de significado. Ese ‘hambre de significado’, que es propio de un bebé y de un niño pequeño, es la base del desarrollo de su cerebro y su subjetividad», señala nuestra experta consultada. Para este primer contacto, lo mejor son libros de cartoné, de tamaño pequeño, que los bebés puedan manipular, agarrar (¡y sí, también saborear!). También hay opciones de libros de goma para el baño y cada vez hay más arrullos y nanas ilustrados, que son bellísimos.
2. Ir a librerías y bibliotecas
Hay algo que es fundamental: si no hay libros, no van a leer. Una gran opción es hacerse socios de la biblioteca del barrio (¡en la página del Gobierno de la Ciudad podés encontrar las de la Ciudad de Buenos Aires y adherirte gratis!). También, hacer una visita a la librería y que los chicos y las chicas puedan elegir. Pero ojo, en la librería hay miles de opciones que nos pueden marear un poco, ¿cómo elegimos un libro que lo enganche con la lectura?
3. Tener libros en casa
Hacer que los libros tengan la misma presencia e importancia en la casa que los juguetes es clave para criar chicos y chicas lectores. Es importante pensar a la lectura desde un lugar lúdico y no de obligación. Por eso, el acceso a los libros, es fundamental. Si no podemos comprar, podemos proponer una biblioteca rodante en la escuela de los chicos, para ir rotando los libros; o hacernos socias de una biblioteca popular. Hay diferentes opciones, pero lo importante es tener la voluntad de priorizar el hecho de leer.
«Todas las personas que amamos leer podríamos decir que la lectura nos ha dotado de imaginación, empatía, comprensión del mundo y de nosotros mismos. Todas esas son herramientas que provienen de la experiencia de la lectura», afirma nuestra experta.
4. Leer todas las noches
Por eso, dedicarle tiempo a la leer todas las noches no solo instaura un hábito y fomenta que nuestros hijos e hijas se vuelvan lectores en un futuro, sino que también nos da un hermoso momento para compartir juntos. Y son esos momentos los que luego nuestros hijos recordarán cuando sean grandes. El tiempo compartido, 100% presentes, abiertas a la aventura y la conexión que propone la lectura. Conversar sobre las historias que leímos y recordarlas durante el día es una gran estrategia también para el fomento lector.
5. Que la lectura sea parte de la vida familiar
Esta es la clave primordial si queremos criar chicas y chicos lectores. La lectura como parte de la vida cotidiana hará que sean ávidos lectores en el futuro. Los libros pueden ser un puente para poder pensar juntos, conversar y resolver emociones propias del desarrollo, pueden ser un momento de juego, pueden ser el tiempo de reencuentro cuando volvemos del trabajo, pueden ser la actividad favorita de domingo por la mañana en la cama.
«La función primordial la tendrá el adulto, que hace de ‘mediador’. La lectura tiene que ser una actividad compartida hasta que pueda ser autónoma. Y aun así, el adulto puede seguir leyendo como un mimo, como una compañía. Es igual que cuando nos sentamos a ver una película juntos. Lo que estoy segura es que la lectura no debería ser solo una actividad escolar. Si la dejamos en manos de la escuela, será solo un asunto de la escuela y no de la vida cotidiana que compartimos con ellos», concluye Franco.
Fuente Ohlalá (somosohlala.com)