Por Alejandro Maidana – Especial para EQC
Ordenado, con la cabeza firme y ese impulso arrollador que lo caracteriza, el equipo de la Rivera no afloja y sigue estirando la ventaja con sus perseguidores. Ambos equipos no hipotecaron sus recetas, fueron al frente con sus armas, aquellas que les han brindado más de una alegría.
El Boca de los mellizos parece blindado, no le entran las balas por ningún flanco y asimila los golpes de manera notable. El River del muñeco, fue al frente como de costumbre, era una linda oportunidad para dejar atrás el mal trago copero. El superclásico lo tuvo todo, expulsiones, fallos polémicos, goles y ese ulular posterior a un evento de tamaña valía.
Lo gana Boca por su fortaleza mental, no repitiendo actuaciones anteriores, es cierto, pero le bastó con golpear en los momentos justos y sostenerse en pie cuando River lo apretó. Individualidades incandescentes que surfean en la cresta de la ola, el puntero e invicto invita a que sigan pasando aquellos que pretendan interpelarle este momento dulce.
Lo de River era una incógnita, ya que una derrota con las características de la sufrida ante Lanús, podrían despertar dudas en torno a la respuesta psicológica. Si bien no se podría aseverar la existencia de dicho impacto, el once de Gallardo terminó feneciendo en su ley, no traicionando su gen ofensivo. Pero parece que la desdicha se ha adueñado de las gloriosas tierras millonarias, demostrando una vez más que la dinámica de lo impensado suele aparecer de manera explícita. En una semana “la banda”, vio reducir sus metas de manera notable, el sueño de la Copa Libertadores se esfumó de una manera increíble, y el torneo le quedó lejísimo.
El vaivén de lo lúdico suele regalar este tipo de situaciones, que sin dudas colabora de sobremanera a mantener con vida a un deporte atravesado por los mercaderes de lo espurio. La fiesta fue xeneixe gracias a la receta de siempre, overol, firmeza mental y jerarquía individual. Parece no existir ese rival que pueda mojarle la oreja, mientras tanto sigue tumbando muñecos a placer.
¿El futuro de River? En el horizonte aparece la Copa Argentina, lo que tiene gusto a poco, ya que los dos objetivos que se había propuesto para cerrar con felicidad el año quedaron truncos.