Salud y bienestar

Cáncer de endometrio: El tumor ginecológico más frecuente y con buen pronóstico


Por Ana Soteras

El endometrio es la capa de piel más interna del útero que se expulsa cada mes con la menstruación, pero cuando las células de ese revestimiento crecen fuera del útero e invaden otros órganos, como los ovarios o el peritoneo, es lo que se denomina endometriosis.

“La endometriosis no es un factor de riesgo para el cáncer de endometrio y, aunque puede estar relacionada con algunos cánceres de ovario, no afecta a la cavidad uterina”, explica a EFEsalud el doctor Santiago Domingo del Pozo, jefe de la Unidad de Ginecología Oncológica del Hospital Universitario y Politécnico La Fe de Valencia.

Cuando hay una exposición descompensada a los estrógenos, hormonas femeninas, se producen una serie de cambios en el endometrio que pueden favorecer la aparición de tumores de útero.

La mayoría de los tumores de endometrio son del tipo epitelial y se denominan endometrioides. También en esta zona, aunque menos frecuentes, pueden originarse otros tipos como el de células claras o el seroso.

Los cánceres endometroides aparecen en la capa más interna del útero (el endometrio), mientras que en la capa intermedia, en el músculo uterino, es donde se originan los miomas, tumores benignos y relativamente frecuentes, y también los sarcomas uterinos, un cáncer infrecuente.

Según datos del informe anual “Las cifras del cáncer en España 2024” de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), en colaboración con la Red Española de Registros de Cáncer (REDECAN), se estima que este año se diagnosticarán 7.305 casos de cáncer de cuerpo uterino, la cuarta neoplasia en mujeres tras la de mama (36.395), colorrectal (11.855) y pulmón (10.285).

El cáncer de útero es el cáncer ginecológico más frecuente, por delante del tumor de ovario (3.716) y de cérvix (2.259).

Un 75-80 % de los casos son diagnosticados en estadio I con una tasa de supervivencia a 5 años de un 90 %.

La alta detección se debe a que es un tumor que provoca síntomas, especialmente sangrado en la época de la menopausia, y por tanto señales claras de alerta que facilitan el diagnóstico.

Las mujeres más propensas al cáncer de endometrio son aquellas con una mayor exposición hormonal, en concreto a los estrógenos, a lo largo de su vida.

Se trata de mujeres con obesidad; mujeres con problemas para ovular; con ovarios poliquísticos; que no han tenido embarazos (se considera un factor de protección) o que no han utilizado anticonceptivos hormonales.

Situaciones, en general, que pueden ocasionar un exceso de estrógenos, lo que se denomina “hiperestrogenismo”, apunta el ginecólogo.

“Ese factor predisponente va minando la superficie uterina y es sobre todo en la perimenopausia (cuando se inician las alteraciones menstruales) y en la postmenopausia cuando debutan estos tumores uterinos”, indica.

Aunque lo habitual es que el cáncer de endometrio debute en la menopausia, en un 5-10 % de los casos puede aparecer en mujeres más jóvenes, antes de los 45 años, en edad fértil, y en general con problemas de obesidad como principal factor de riesgo.

Otro factor de riesgo es la carga genética. Los tumores de endometrio también se pueden catalogar en función de sus alteraciones moleculares y genéticas.

“Podemos identificar grupos de cáncer de endometrio que tienen un tratamiento diana, digamos que hacemos un traje de tratamiento casi perfecto” dirigido a mutaciones concretas del tumor, explica el especialista.

Los análisis genéticos identifican pacientes con riesgo de cánceres hereditarios, como el síndrome de Lynch, más frecuente en el cáncer endometrioide de útero que otros.

Cuando aparece un cáncer de endometrio la principal medida es someter a la paciente a una cirugía extirpadora tanto del útero como de los ovarios. Tan solo en casos de mujeres más jóvenes se puede valorar dejar los ovarios para no inducir a una menopausia precoz.

En esa intervención se analiza el ganglio centinela, un espejo del resto de la cadena ganglionar, que si contiene células tumorales señala un estadio más avanzado y de peor pronóstico, por lo que el tratamiento se completaría con quimioterapia y/o radioterapia.

Además de las terapias diana dirigidas a las alteraciones genéticas del tumor, también se emplea la inmunoterapia (estimulación del sistema inmune contras las células tumorales) en cánceres más avanzados o tras una recaída.

El doctor explica que se trata, en general, de un tumor “poco proclive” a la recaída y por eso también alcanza esa alta tasa de supervivencia. Pero si el tumor reaparece y se disemina por la cavidad abdominal, no responde con la efectividad deseada a la quimioterapia, “por lo que la inmunoterapia nos abre y nos aumenta el arsenal terapéutico” para los cánceres de endometrio.

Para ese grupo de mujeres en edad fértil afectadas por un cáncer de endometrio y con deseo de tener hijos se abre una nueva vía de tratamiento, una investigación liderada por el Hospital La Fe de Valencia, con el fin de preservar el útero.

Dado que una de las causas del cáncer es el exceso de estrógenos, se intenta nivelar con otra de las hormonas femeninas, la progesterona.

«La tasa de respuesta -asegura- es verdaderamente alta, casi la que conseguiríamos después de una cirugía”, por lo que posteriormente permite plantearse un embarazo con seguridad oncológica.

Lo importante es identificar a ese grupo de pacientes jóvenes, “con deseo genésico no cumplido”, y conocer la composición molecular y genética de cada tumor que ayude a vislumbrar el pronóstico a la hora de preservar la fertilidad con esta nueva estrategia terapéutica conservadora, concluye el ginecólogo Santiago Domingo del Pozo.

Fuente: EFE (efesalud.com)

Portada: Realización de una ecografía a una mujer en el Hospital La Fe de Valencia. Foto cedida