Beneficios de la vitamina B1 para el organismo


Un artículo de Mejor con Salud redactado por la especialista Florencia Villafañe, graduada en Nutrición por la Universidad Nacional de Córdoba, explica la importancia del consumo de tiamina para la salud, detalla las ventajas que puede proporcionar  y puntualiza sobre los alimentos en que puede hallarse.

Las vitaminas son sustancias químicas presentes en los alimentos que resultan indispensables para la vida porque ejercen diversas acciones. Ahora bien, ¿cuál es la función específica de la tiamina en el cuerpo? ¿Qué saber sobre esta sustancia?

Este componente dietético, al igual que las demás vitaminas, no aporta energía, sin embargo, sin la ingesta del mismo el organismo no es capaz de aprovechar los nutrientes que son suministrados por los alimentos. Descubre más detalles en este artículo.

¿Qué es la tiamina y para qué sirve?

La tiamina, también llamada vitamina B1, es una molécula orgánica que se compone de nitrógeno, carbono, hidrógeno, oxígeno y azufre. La misma es integrante del complejo vitamínico B y se caracteriza por ser soluble en medios acuosos.

Además, es conocida por ser inestable, ya que tiende a destruirse si se la somete a temperaturas mayores a los 100 grados centígrados. Por ejemplo, si se fríe en sartén caliente o si se cuece a presión.

Una de las funciones principales de este compuesto es que actúa como colaborador en las reacciones químicas del cuerpo, por lo tanto, interviene en el metabolismo, el crecimiento, el desarrollo y el funcionamiento de las células. En concreto, es indispensable en la obtención de energía y en la conducción de señales nerviosas, como así también en la contracción muscular.

Los expertos en el tema estudian cómo afecta la tiamina a la salud. En este sentido, diversas investigaciones demostraron que la misma ayuda a optimizar el uso de los carbohidratos y disminuir los requerimientos de insulina en personas con diabetes.

Además, también se demostró que en individuos con insuficiencia cardíaca, los niveles de tiamina son bajos, por lo que los suplementos y un consumo mayor de alimentos que sean fuente de esta vitamina ayudan a prevenir complicaciones.

¿Cuál es la recomendación diaria de este compuesto?

Los requerimientos de la vitamina varían de acuerdo diversos factores. Entre ellos se encuentran la edad, la intensidad del metabolismo, el tipo de trabajo que se realiza y la actividad física. También son importantes otras influencias externas como las variaciones de la temperatura, las situaciones de estrés, la fiebre, el uso de diuréticos, la presencia de diarreas o el hecho de estar atravesando etapas vitales como embarazo y lactancia.

Así pues, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) recomienda, en sujetos moderadamente activos, un consumo diario de 1 miligramo de tiamina para hombres y 0,8 miligramos para mujeres. Un aspecto a considerar es que los requerimientos están aumentados en quienes estén embarazadas o amamantando. En estas situaciones, lo aconsejable es consumir hasta 1,4 miligramos al día.

 

¿Qué alimentos son fuente de tiamina?

Esta vitamina se encuentra presente de forma natural en diversos alimentos. Además, los que son fortificados por la industria alimenticia contienen tiamina en cantidades apreciables. Según los National Institutes of Health, la misma puede obtenerse mediante el consumo de los siguientes productos:

  • Granos enteros, cereales integrales y semillas: se encuentra, sobre todo, en el germen y en las capas externas, por lo que parte de estos se pierden durante la molienda.
  • Hortalizas verdes: acelga, espinaca, rúcula, entre otros vegetales.
  • Alimentos fortificados: pan, cereales para el desayuno y arroz.
  • Carne: en especial el cerdo y el pescado.
  • Legumbres: frijoles negros, soja, garbanzo, entre otras.
  • Frutos secos: las nueces, sobre todo.

¿En qué casos se debe consumir más la vitamina?

La mayor parte de las personas obtienen la cantidad necesaria de tiamina a través de los alimentos. Sin embargo, existe la posibilidad de que los requerimientos estén por encima de los valores habituales en ciertos grupos poblaciones, como los siguientes:

Alcoholismo crónico: los estados de desnutrición asociados a la adicción al alcohol producen carencia del grupo vitamínico B, lo que apareja neuropatías periféricas en los miembros inferiores.
Adultos mayores: diversos factores del envejecimiento empobrecen la calidad de la dieta y la absorción de nutrientes.

  • Personas con enfermedades autoinmunes: como el VIH/SIDA, situación en la que los antirretrovirales también inhiben la absorción.
  • Diabéticos: parece haber un vínculo entre la insulina, su secreción y su acción sobre la glucemia, que se relaciona a las cantidades de tiamina presentes en el organismo.
  • Pacientes que han sido sometidos a cirugía bariátrica.

En todos estos casos pueden emplearse presentaciones comerciales de refuerzo. Los suplementos vienen en formas farmacéuticas combinadas con otras vitaminas o minerales, o bien contienen únicamente esta sustancia. En general, se comercializa el mononitrato de tiamina y el hidrocloruro de tiamina.

Por supuesto que lo aconsejable es consultar con un profesional para determinar cuál es el componente más adecuado y beneficioso para la salud.

Atención a la deficiencia de tiamina: ¿qué consecuencias tiene?

La deficiencia de esta sustancia puede acarrear diversas complicaciones. Entre las más comunes se encuentran la pérdida de peso y apetito, la confusión, la pérdida de memoria, la debilidad muscular y los problemas cardíacos.

En este sentido, si la falta de la vitamina se prolonga en el tiempo, aparece una enfermedad conocida como “beriberi” que, sumada a los síntomas mencionados, produce hormigueo, entumecimiento en las manos y los pies y falla en los reflejos.

Este compuesto cumple funciones indispensables en el organismo. Por este motivo, tiene que ser aportado en cantidades suficientes por medio de los alimentos.

Si bien la deficiencia en personas sanas es rara, puede suceder en ciertos grupos poblacionales, por lo que lo aconsejable sería aportar una dieta variada. Si el médico lo sugiere, se complementa con el uso de suplementos.