ATE estima que el salario mínimo de bolsillo debe oscilar los 62.000 pesos

El sindicato Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) estimó que en la actualidad el salario mínimo de bolsillo debería ser de 61.882 pesos.

Un hogar constituido por una pareja de 35 años con dos hijos (de 6 y 9 años) en diciembre de 2019 necesitó de $61.882 para satisfacer sus necesidades, cifra que se compone de $19.910 necesarios para adquirir una canasta alimentaria mínima y de $ 41.971 para acceder a otros bienes y servicios básicos, detalló el gremio en un comunicado.

Los trabajadores del Indec afiliados a ATE llevan a cabo informes periódicos sobre la situación salarial del país y en ese marco presentan un documento que establece de cuánto debería ser el salario mínimo.

El informe, indicó ATE, «tiene como fin dar un argumento sólido que pueda ser utilizado» tanto en las negociaciones paritarias propias y de otros gremios «para exigir una urgente recomposición salarial».

«Una vez difundido el dato del IPC (Índice de Precios al Consumidor) de diciembre se conoció el acumulado de 2019, que fue del 53,8% (de inflación). Ante esta realidad hay analistas que ya estiman que la inflación para este año rondará el 40%. Pero este sería el piso en el mejor de los escenarios, ya que suponen el dólar oficial manteniéndose en el rango de los $64», alertó el informe.

Al respecto, el gremio que conduce Hugo «Cachorro» Godoy, agregó: «Ante esta realidad, realizamos un ejercicio de estimación que nos permita acercar lo que serían los valores requeridos en la actualidad para cubrir las necesidades básicas de los trabajadores y su núcleo familiar, para llevar adelante una vida digna, sin dejar de aclarar que esta cifra se hace en base a datos oficiales publicados por el Indec».

ATE explicó que las canastas utilizadas para su informe «son las llamadas de Consumos Mínimos y surgieron como propuesta metodológica innovadora en el Indec, aunque todavía no se han aplicado en las mediciones oficiales».
«No son las habitualmente utilizadas para la medición de la pobreza, pero no por ello ambas canastas deben verse como contrapuestas, dado que se trata de metodologías diferentes pero compatibles entre sí», señaló.