Por Carmen Sigüenza
Ana Crismán se ha convertido en una de las figuras más importantes del universo del flamenco al dotar de un nuevo sonido al arpa, ese instrumento milenario cargado de simbología y belleza y que ahora, gracias a ella, se puede expresar en flamenco.
Crismán, nacida en la cuna del flamenco, en Jérez de la Frontera, en 1983, se ha convertido en Arpaora, nombre que también da título a su primer disco, que acaba de presentar en la SGAE, en Madrid, con creaciones propias, tanto en música como en letra, y en el que colaboran artistas como Vicente Soto Sordera, Jorge Pardo, Tomasa la Macanita, Jesús Méndez o José Valencia, entre otros.
Un disco que ya es fuente de referencia en la historia del flamenco porque el arpa adquiere por primera vez un discurso, un sonido y un código propiamente flamenco. Crismán ha creado un repertorio propio.
«Yo diría que he encontrado el flamenco que hay en el arpa, porque, además, no solamente hay que encontrar la sonoridad flamenca, sino también componer, porque al no haber un registro anterior ni una referencia anterior, no existía música específica de flamenco. Había que crearla», explica en una entrevista con Efeminista.
Pregunta: Acaba de presentar su primer disco, Arpaora. ¿Qué significa para usted, para la primera arpista que toca flamenco?
Respuesta: Fue un día muy bonito, muy importante. Se ha inaugurado una nueva etapa y por fin llegó, porque para mí ha sido una cuenta atrás de poner una fecha en el calendario, ir al estudio de grabación, ir haciendo este parto, este hijo, esta hija. Arpaora es un recorrido de creaciones propias, tanto de música como de letra, donde voy contando un momento de inflexión en mi vida, cuando decidí dar un giro que cambió todo y dejé una vida anterior. Aposté por hacer lo que me gusta, lo que quiero y darle prioridad.
P.- ¿Y qué tiene el disco?
R.- Son ocho composiciones de música y letra, abarcando los estilos más representativos del flamenco. Teniendo en cuenta que decir flamenco es como decir Europa, porque estamos hablando de un género muy amplio. Cuenta con colaboraciones de artistas como Vicente Soto Sordera, Jorge Pardo, Tomasa la Macanita, Jesús Méndez o José Valencia, entre otros artistas que han querido colaborar con los brazos abiertos y que con toda su generosidad han querido formar parte de este disco.
En el disco voy haciendo este recorrido de composiciones con sus letras y voy contando esos momentos de inflexión en mi vida, que han marcado para mí un antes y después, no solo musicalmente, sino también personalmente.
P.- Es la primera arpista de flamenco en el mundo. ¿Cómo es esta especificidad y cómo nace su amor por el arpa y el flamenco?
R.- La historia comenzó estando de vacaciones en Irlanda. Me encontré un artista callejero tocando el arpa celta y me enamoré del instrumento. Me pareció que era muy hermoso y sentí que también era un instrumento flamenco. Supongo que porque soy de una localidad de Jerez, territorio flamenco y es una música que me ha acompañado toda la vida y que sin querer, sin yo buscarlo, la he tenido presente en mi vida. A pesar de que no vengo de familia de artistas ni de músicos.
En Jerez, el flamenco está muy presente y al final lo vives, lo acabas conociendo y viviendo. Te lo encuentras, quieras o no quieras. Es parte de mi vida y sin querer tenía ya vínculo con esta música y un conocimiento para distinguir una soleada de unos tangos. No es como una persona que la hace en Pernambuco y no sabe lo que es una soleá.
El flamenco estaba en mí, el instrumento, no. Entonces cuando vi el instrumento me pareció súper precioso y que se podía hacer flamenco también con él.
P- Pero usted tiene formación musical, ¿no?
R.- Claro, yo tengo formación musical. De niña estudié piano en el conservatorio. Tengo formación de música clásica como intérprete, o sea, interpretando partituras. Descifrar un papel y pasarlo a unas pautas a dígitos manuales y que vaya sonando un sonido. Pero el aprendizaje de tocar el instrumento de oído es otro. El funcionamiento en el cerebro que hace el músico, el software que tienes en el cerebro cuando tocas de oído es diferente.
Es verdad que yo tenía los dedos, que al final es verdad eso de que el músculo tiene memoria. Hacía veinte años que no tocaba el piano, pero había ejercitado los dedos. Era como quitarle el polvo y volver a decir: vamos. Es como si de niña has estado bailando claqué apuntada a clases de claqué, has estado bailando durante todos esos años y luego lo dejas y cuando pasan veinte años decides apuntarte a Swing; pues hombre vas a estar oxidada porque no has estado practicando, pero de niña si practicaste y eso está en ti, en tu cuerpo, en tu músculo y en la memoria de tu organismo.
P.- ¿Lo que ha hecho es adaptar el instrumento al flamenco?
R.- Más que adaptarlo, yo diría que es encontrar el flamenco que hay en el arpa, porque, además, no solamente es encontrar la sonoridad flamenca, sino también componer, porque al no haber un registro anterior ni una referencia anterior, no existía música específica de flamenco. Había que crearlo.
Me acuerdo que una vez fui a televisión y me pidieron que tocara Entre dos aguas, de Paco de Lucía, y yo les decía mira: es que el Entre dos aguas no se compuso para ser tocado con un arpa, se compuso para ser tocado con una guitarra, entonces yo lo puedo sacar, pero es empeñarnos en una cosa, cuando se pueden sacar otras en el arpa, porque a la mano no le viene bien, porque los sonidos no están cerca. No es como la guitarra que te coge cerca, la nota que necesitas está super lejos.
Lo que hace falta es crear un repertorio donde a ella le venga bien, encontrar la sonoridad flamenca donde ella pueda cantar. Entonces eso había que crearlo. Eso no es una adaptación, eso es una creación. Eso es haber creado un primer repertorio para arpa específico para arpa flamenca, para que a la mano le venga bien.
P.- Claro, es difícil crear algo de la nada…
R.- Es difícil, pero bueno, sí hemos encontrado algunos puntos que funcionan, vamos a dejarlos para que el siguiente se lo encuentre ya hecho, ¿no?
P.- ¿Y cuántas horas al día le dedica?
R.- Depende del día. Yo he estado temporadas de tocar dieciséis horas al día, sobre todo al principio, y he tenido temporadas de no tocar nada. Y en medio de todo eso, pues intento ordenarme y organizarme.
Fuente EFE
Portada: La jerezana Ana Crismán, la primera arpista de flamenco en el mundo. EFE/ Borja Sanchez-Trillo