Mujeres que marcaron huellas

Amalia Celia Figueredo: una rosarina que se transformó en la primer aviadora argentina

Si bien en el año 1932, Amelia Earhart, sorprendía al mundo cruzando con su avión el Océano Atlántico, había desde hacía tiempo otras mujeres que incursionaron en el tema y se animaron a pilotear una aeronave. Entre ellas, Amalia Figueredo, nacida en Rosario, que en 1914 se convirtió en la primera mujer piloto con licencia no profesional en nuestro país y fue la primera argentina que voló sola.

Esta precursora de la aviación nace el 18 de febrero de 1895 en la ciudad de Rosario, cinco años después su familia se traslada a Buenos Aires a vivir en los alrededores de Villa Lugano. En el año 1914, Amalia conoce al constructor de aeroplanos y aviador francés Paul Castaibert y queda fascinada con todo lo relacionado a estos aparatos. Conoce también a Jorge Newbery quien la invita a dar una vuelta y de esta manera obtener su vuelo de bautismo. Esto la motiva aún más y la estimula en su decisión de incorporarse al curso de pilotaje que dicta el mimos Castaibert empleando un monoplano de 25HP denominado Castaibert-Anzani.

Tropieza con algunas dificultades ya que como el aparato era de una sola carlinga, tenía que efectuar parte del aprendizaje en tierra y si bien el instructor es todo un caballero con ella y no le cobra el curso, nota cierto recelo por el hecho de ser mujer y decide cambiar de lugar e ir a la escuela de San Fernando a aprender con un biplano Farman-Gnome 50 HP, teniendo como profesor a Marcel Paillete. Unos meses más tarde, el 6 de setiembre, se encuentra en condiciones de presentarse a rendir un examen para obtener el certificado de piloto, pero en el ensayo sufre un pequeño accidente y fianlmente el 1 de octubre de 1914 rinde de manera brillante y obtiene el “brevet” Internacional de Piloto Aviador Nro. 58, expedido por el Aero Club Argentino. Todo un logro de aquella época donde el sexo femenino no era reconocido en ciertas actividades. De esta forma la  aviación argentina por primera vez inscribe en sus anales el nombre de una mujer que se hace un lugar en el arduo e inicial mundo de la aeronáutica nacional.

Realiza varias exhibiciones públicas que le valen la admiración y el respeto, cosechando popularidad. En junio del año 1915 inicia un raid entre su ciudad natal, Rosario y Buenos Aires en un avión Farman. Se casa con Alejandro Pietra y comienza a reducir sus actividades aeronáuticas hasta dar por terminada su carrera. Recibe muchas distinciones tanto nacionales como internacionales, tanto de parte de la aviación que al cumplir el cincuentenario de la obtención de su licencia le entrega el “brevet” de Aviador Militar “honoris causa”, como también por la Cámara de Senadores de la Nación que le rinde un homenaje. También la honran en Uruguay y en Brasil donde la condecoran con la “Orden del Mérito”. En el año 1970 por Ley 18.559, se le confiere el título de Precursora de la Aeronáutica Argentina. Trasciende las fronteras sudamericanas y en el año 1971 es designada Precursora de los Vieilles Tiges, entidad con sede en Paris que agrupa a todos los pioneros de la aviación.

El 8 de octubre de 1985, fallece en Buenos Aires a los 90 años de edad.

Crónica de su primera prueba

«Dió comienzo a las 4:30 de la mañana, iniciando la examinada, sin dificultades, dos largas series de «ochos» con el Farman-Gnome 50 HP. Cumplida esta parte del examen, se elevó a una altura de 200 metros y, después de algunos virages interesantes, descendió en un largo vuelo planeado, que mereció aplausos de parte de los que presenciaban la prueba».