Una buena alimentación es un instrumento clave para mejorar nuestra salud y nuestra calidad de vida. Por el contrario, una alimentación inadecuada basada en el consumo diario de alimentos proinflamatorios, favorece el desarrollo de enfermedades crónicas como ser la diabetes, obesidad, hipertensión, enfermedad cardiovascular, entre otras.
La inflamación es un mecanismo de defensa natural que tiene nuestro organismo. Es la respuesta de nuestro sistema inmunitario cuando detecta un agente patógeno, poniéndose en acción para eliminarlo. El problema aparece cuando se perpetúa en el tiempo y se hace crónico.
Algunas causas de inflamación crónica son:
1. Exposición prolongada a tóxicos ambientales
2. Alto consumo de alimentos ultraprocesados
3. Infecciones persistentes
4. Enfermedades autoinmunes
5. Desequilibrios nutricionales
La nutrición antiinflamatoria es beneficiosa para todo tipo de personas, más allá de su estado de salud y de su edad. Supone una mejora en la calidad de vida, estar menos propenso al desarrollo de enfermedades causadas por la inflamación, depura, detoxifica y modifica de manera positiva el perfil de la microbiota intestinal. En el ámbito de la fertilidad, todos estos beneficios contribuyen a que se reduzca la inflamación intestinal y de los diferentes órganos, mejorando la irrigación uterina, la calidad de los ovocitos y del esperma, por el gran aporte de antioxidantes.
Las pautas más importantes para seguir una alimentación antiinflamatoria consisten en reducir el consumo de carnes (principalmente carnes rojas) y lácteos. Preferir alimentos con buen perfil de grasas como ser pescados pequeños como el atún, caballa, jurel, el aceite de oliva extra virgen, la palta, las aceitunas y los frutos secos, que por contener ácidos grasos mono y polinsaturados poseen un efecto antioxidante y antiinflamatorio. Además, para mantener los niveles de glucosa estable, no se deben consumir azúcares rápidos y harinas refinadas. Los hidratos de carbono que se consuman deben proceder principalmente de legumbres, arroz integral, quínoa, verduras y frutas entre otros. Las verduras deben preferirse crudas para tener un mayor aporte de vitaminas, minerales y antioxidantes. También se deben utilizar de manera diaria especias como la cúrcuma, canela y jengibre, entre otros, para condimentar las comidas o para hacer infusiones.
El verano es una buena época para comenzar con este cambio de hábitos, ya que, debido a las altas temperaturas, el cuerpo necesita alimentos frescos y de estación.
Hoy en día estamos expuestos a muchos factores que sin darnos cuenta tienden a inflamarnos internamente (tengamos o no tengamos síntomas). Por eso, es bueno empezar a analizar nuestra alimentación y nuestros hábitos para de a poco ir sumando cambios con el fin de realizar una alimentación antiinflamatoria. No solo permite mantener un peso saludable sino que también produce un normal funcionamiento y equilibrio entre las funciones de las células y los desechos provenientes del metabolismo celular, contribuyendo a tener una microbiota intestinal benéfica para nuestro organismo. Cada individuo necesita adaptar su dieta para obtener una nutrición balanceada.
Por Lic. Julieta Lupardo (MN 6858), nutricionista de Halitus Instituto Médico.