Por Marisa Plano*
Las vacaciones son un tiempo esperado por los chicos: descanso, juego, libertad y disfrute. En este contexto, la tecnología aparece como una herramienta presente e inevitable, tablets, celulares, videojuegos y plataformas digitales pueden ofrecer entretenimiento, aprendizaje y conexión, pero su uso necesita acompañamiento adulto.
La tecnología no es enemiga del descanso, siempre que no reemplace experiencias fundamentales como el juego libre, el movimiento, el encuentro con otros y el contacto con la naturaleza. Durante las vacaciones, es importante ayudar a los niños a encontrar un equilibrio: tiempo de pantallas , sí, pero también tiempos de aburrirse, crear, imaginar y compartir.
El rol de los adultos es clave. No se trata solo de limitar, sino de orientar: elegir contenidos adecuados, proponer alternativas, compartir algunos momentos tecnológicos y , sobre todo, dar el ejemplo. Las vacaciones pueden ser una oportunidad para enseñar un uso más consciente, saludable y humano de la tecnología.
Además, las vacaciones son un buen momento para que la tecnología se convierta en una aliada creativa y no sólo en consumo pasivo. Sacar fotos, grabar un video, escuchar música, investigar un tema que despierte curiosidad o compartir un juego en familia puede transformar el uso de las pantallas en una experiencia significativa. Cuando la tecnología se integra con intención, diálogo y presencia adulta, deja de aislar y pasa a ser un puente para el aprendizaje, la expresión y el vínculo.
*Lic. en Ciencias de la Educación
