Por Nathalie Jarast

Lis Sikorski: “La música es un puente que todo lo conecta”


Por Nathalie Jarast

Con una trayectoria que cruza la escena electrónica de los 90, la performance, el yoga y el universo del sonido como herramienta de sanación, Lis Sikorski encontró en Gonga su proyecto más integrador. Desde muy chica vivió la música como un territorio afectivo y expansivo, y hoy la elige como lenguaje para conectar, transformar y celebrar. En esta charla, repasa su camino y revela cómo la mezcla entre beats electrónicos, vibración ancestral y movimiento se convirtió en su sello.

¿Cómo llegaste al mundo de la música?

Desde muy chica se vibraba y se habitaba la música en mi casa y en los encuentros familiares. Mi padre, mis abuelos y mis tíos tocaban instrumentos, y desde pequeña teníamos un piano que aún conservo en mi casa/estudio. Ya a mediados de los años 90 fui parte del grupo El Signo, precursores de la música electrónica, donde tocaba sintes, hacía coros y bailaba con elementos lumínicos.

Postulás la música como un vehículo de conexión y transformación, ¿en qué sentido?

La música para mí es un puente que todo lo conecta. Sus vibraciones y frecuencias permiten transmutar y elevar la energía de manera individual y colectiva. A través de ella me expreso para entrar en conexión conmigo misma y con las demás personas; puedo sentir cómo se manifiesta la unión, y eso es transformador.

Tu música suele mezclar sonido y performance, ¿por qué elegís este mix?

Para mí la música es movimiento, y no es algo que elija: es un reflejo instintivo de mi ser. Mi cuerpo habla y se expresa; las ondas vibratorias que emana la música son el resultado del baile performático que nace de mí.

Con “Restart” hay una invitación a habitar y disfrutar el presente, ¿cuál es tu búsqueda ahí?

Cada día tengo más certezas de que hay que vivir el ahora y disfrutar de hacer una cosa a la vez, sea lo que sea. Con Restart sentí que debía reiniciar mi propio programa de vida, tomar mayor conciencia de cómo hago lo que hago y qué elijo hacer, reconectándome con mi propósito. Esa es la invitación: entrar en un modo de presencia y conciencia

.¿De qué se trata la experiencia Gonga?

Gonga es la unión de todos los mundos que me han tocado de cerca. Por un lado, el viaje infinito de componer y crear música electrónica; por otro, un costado más místico, yogui y espiritual que trae enseñanzas milenarias sobre el sonido como eje de transformación y liberación. Y por último, la danza y la performance, que no solo embellecen lo musical, sino que permiten acceder, a través del movimiento, a estados de conciencia más elevados.

 

¿Cómo surgió la idea de crear esta experiencia inmersiva?

Venía con un gran deseo de crear un proyecto integrativo y colaborativo, sin dejar de lado lo que me representa desde el corazón: lo holístico, lo musical y lo performático. La inspiración llegó cuando Pablo —integrante de Gonga y director de la Escuela Argentina de Handpan— propuso abrir un show mío con gongs. A partir de ahí comenzaron a bajar las ideas: el proyecto se reveló solo, y orgánicamente convoqué a Pablo, Rodri y Pabla, que se sumaron con un “sí” rotundo y lo fueron enriqueciendo.

¿Por qué decidieron fusionar la electrónica con instrumentos ancestrales?

Me pareció maravilloso crear una experiencia donde se entremezclen las vibraciones y frecuencias que traen los gongs, el didgeridoo, los cuencos y los handpans como portales y sostén energético, y al mismo tiempo combinar la potencia de los beats electrónicos, sus melodías y los climas que ofrecen los sintes. Ese cruce sella este ritual artístico de unión, despertar y celebración.

GONGA surge de la unión creativa de Lis Sikorski, Pablo Crespo, Pabla Peralta y Rodrigo Braun: cuatro artistas en plena expansión que confluyen en un mismo pulso — la búsqueda del sonido como vehículo de conexión y transformación.

Se presentarán el 12 de diciembre en el Teatro Margarita Xirgu. Más info: @gongalive

Fuente Ohlalá