Por Laura de Grado Alonso
La abogada y defensora de derechos humanos Ana Katiria Suárez, exiliada en España tras recibir amenazas de muerte por su trabajo, presentó en Madrid su libro En legítima defensa: Yakiri Rubio y la gran batalla contra la violencia machista y el sistema penal, una obra que revisa uno de los casos más emblemáticos de violencia machista de México y denuncia la «misoginia sistemática» que atraviesa las instituciones encargadas de impartir justicia.
«Es el primer caso en México en donde como colectivas, como sociedad, nos unimos para levantar la voz por una sola mujer y era el reclamo de ‘Yaki libre ya'», explica Suárez a Efeminista sobre una causa que generó una movilización social sin precedentes en el país.
En el libro, Suárez (Ciudad de México, 1981) analiza el caso de Yakiri Rubio, una joven mexicana de 20 años que en diciembre de 2013 fue secuestrada por dos hombres, conducida a un hotel para violarla y matarla y que, en un acto desesperado por salvar su vida, se defendió y causó la muerte de uno de sus atacantes.
Lejos de ser reconocida como víctima en un país en el que diez mujeres son asesinadas cada día, pasó a ser acusada de homicidio calificado.
Suárez afirma que Yakiri dejó de ser víctima por las «alianzas patriarcales» entre agresores y autoridades, ya que «los agresores eran amigos de la policía judicial» y explica que «cuando la chica llega a pedir auxilio y se dan cuenta que uno de sus compadres era el acusado, fabrican y manipulan pruebas para hacer pasar a los agresores como víctimas».
La obra reconstruye el proceso judicial posterior, marcado, según la autora, por una «violencia institucional» llena de omisiones y negligencias, como la revisión de su teléfono sin orden judicial, la ausencia de atención ginecológica especializada o la revictimización institucional que llevó a que la denunciante fuese tratada como victimaria.
«Una mujer salvó su vida ante un ataque de misoginia, una tentativa de feminicidio con puñaladas, secuestro y demás infamias que se le pueden cometer al cuerpo de una mujer. Sobrevivió a todo eso. Y la situación que narro en este libro es la visión como defensora», explica la abogada.
«Este caso nos recuerda el derecho que tenemos a defendernos. En una agresión, un segundo puede cambiarlo todo, y no siempre hay tiempo para pedir ayuda o gritar. Claro que debemos hacerlo si podemos, pero también tenemos derecho a accionar nuestro cuerpo y a sobrevivir, incluso si eso implica pasar por encima de quien esté dispuesto a acabar con nuestra vida», explica Suárez sobre el derecho a la legítima defensa.
Suárez, que lleva más de veinte años defendiendo los derechos humanos, afirma que el caso es también un ejemplo de «la ruta para exigir justicia» y de cómo, en su caso, tuvo que enfrentarse al propio Estado mexicano.
«El éxito como abogadas está en transgredir los límites de las corruptelas y la misoginia que atraviesan de forma sistemática las instituciones de procuración de justicia. En no callarnos, en levantar la voz. Ahí es donde se recuperan libertades y se devuelven vidas», añade.
Finalmente, tras meses en prisión y una amplia movilización social en su apoyo, Yakiri Rubio fue liberada el 5 de marzo de 2014, y en 2015 se declaró su absolución. Hoy, Rubio es activista feminista, cofundadora de la organización Voces Humanizando la Justicia A.C., comprometida con la defensa y el acompañamiento de niñas, niños, adolescentes, mujeres, personas mayores y comunidades originarias víctimas de violencia y criminalización.
En el libro resalta que, aunque en México existen normas como la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (2007) o la Norma Oficial Mexicana 046 de prevención y atención a víctimas de violencia sexual, en la práctica estas leyes no se aplicaron como deberían.
Tampoco, añade, se respetó lo establecido en la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) ni en la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Belém do Pará), instrumentos internacionales ratificados por México. Tampoco se aplicó la Ley General de Víctimas ni lo previsto en el Código Penal mexicano para garantizar la protección de quienes denuncian delitos
La presentación de esta obra en España, tuvo lugar el 30 de octubre a las 20:00 horas en el Centro Cultural de Arte Moderno de Madrid, tuvo para Suárez un valor especial, al producirse en su actual contexto de exilio tras recibir graves amenazas, acoso digital y campañas de difamación.
Suárez, directora de Voces Humanizando la Justicia A.C., vive exiliada en España desde diciembre de 2024, después de denunciar a un familiar por abuso sexual y otras violencias contra sus tres hijos menores.
Explica que, tras imputarlo, comenzó «una campaña mediática de difamación» dirigida por el propio acusado, Guillermo Sesma Suárez, padre de los niños y vinculado, según la abogada, a círculos de poder en México.
Las amenazas aumentaron, incluidos carteles que ponían precio a su cabeza, cuenta, y la situación de riesgo se volvió «enorme», según le han reconocido organismos como Amnistía Internacional, Front Line Defenders y el Observatorio de la Abogacía en Riesgo del Colegio de Abogados de Madrid, que mantienen alertas activas para protegerla.
México es uno de los países más peligrosos para personas defensoras de derechos humanos y periodistas, según AI, y siete de cada diez abogados litigantes han sufrido ataques vinculados a su labor, de acuerdo con datos de México Evalúa y el Instituto para el Fortalecimiento del Estado de Derecho (IFED).
No es la primera vez que Suárez recibe amenazas, durante el proceso del caso de Yakiri Rubio llegó a sufrir tres intentos de agresión, según relata. Sin embargo, asegura que en esta ocasión la violencia alcanzó un nivel tal que la obligó a lo que describe como «un exilio de urgencia».
«Nadie merece un exilio y mucho menos por levantar la voz», enfatiza la abogada, que advierte de que los agresores «han perfeccionado las fórmulas de violencia», mediante campañas digitales destinadas a desacreditar y silenciar tanto a las mujeres como a quienes las representan.
En su caso, añade, el ataque también busca acallar a las víctimas a las que protege. «Lo que la gente pierde de vista es que no me callan a mí, callan a esos niños», lamenta.
Fuente EFE ( efeminista.com)
Portada La abogada y defensora de derechos humanos Ana Katiria Suárez. EFE/ Ballesteros
