Miguel Angel Russo se despidió de este mu do como cualquiera quisiera hacerlo, rodeado de su círculo íntimo, tomando la mano de su esposa.
El presidente de Central, gran amigo de Miguel, estaba presente en ese momento tremendo y sublime a la vez y contó que todo sucedió en el departamento de Palermo, con la presencia de un sacerdote, convocado especialmente por la familia. El religioso ofreció una bendición. Tras rezar el Padrenuestro y escuchar las palabras del sacerdote, Russo falleció en ese preciso momento, sosteniendo la mano de su esposa. “Rezamos el padre nuestro, con su señora de la mano. Tiene un piso alto en Palermo. Y en ese mismo momento, cuando falleció, bajó el sol, fue como mágico: dijo, ‘hasta acá llegué’.
