Por Carolina Camacho

¿Genias o locas?


Por Carolina Camacho
NO ES EL INTENTO DE ESTA NOTA ROMANTIZAR LA LOCURA, SIN EMBARGO…. LA LOCURA YA CUENTA CON UNOS CUANTOS ALIADOS INTERESANTES.

A lo largo de la historia han surgido infinidad de mujeres artistas, en todas las disciplinas artísticas que en algún momento de sus vidas manifestaron algún tipo de desorden o padecimiento mental. Esto debería llamar nuestra atención, o al menos interpelarnos. Porque no son tantos los casos de mujeres ingenieras, físicas, medicas, químicas o mujeres con una inclinación más marcada hacia las ciencias exactas, que en cambio si las mujeres escritoras, poetas, artistas plásticas, actrices o creadoras de algún tipo que son víctimas más evidentes y visibles de este tipo de trastornos mentales.

Si bien existen estudios serios desde la neurología que fundamentan porque ambos hemisferios del cerebro humano tienen funcionalidades distintas asociadas en el hemisferio izquierdo con el desarrollo de la parte lógica, el lenguaje y el razonamiento y el hemisferio derecho la creatividad, la percepción y la intuición, y si bien todo esto es cierto y explica un poco porque algunas mujeres y varones tienen mas desarrollado un hemisferio que otro, también es importante aclarar que durante años quienes escriben libros de autoayuda han lucrado con esta idea, con el único fin de sacarle el dinero a la gente con ese tipo de libros que se venden como pan caliente en las librerías con la promesa de ofrecerles soluciones mágicas a las personas que padecen angustias o depresiones. Para quienes intentamos hacer algo con ese dato, es bueno saberlo, es bueno entenderlo, pero muy importante no darle de comer a ningún “mano chanta” como les decimos a los oportunistas de este tipo.

Durante muchos años existió un mito popular que es el de que la mujer se deja gobernar por sus instintos, a diferencia del hombre que se deja gobernar por la frialdad y la racionalidad. Se asocia la capacidad de decisiones estratégicas y planificadas más al varón que a la mujer. Esto es una manera elegante de tratarnos de locas o desequilibradas, o de insinuar que para lo único que servimos es para parir hijos y para cuidar a los demás, y que al estar alejadas del manejo estratégico de las decisiones racionales carecemos de esa práctica y por lo tanto nos dejamos llevar por el impulso y la falta absoluta de estrategia. No lo afirmo, ni lo niego, solo lo menciono porque es un mito que trasciende hasta nuestros días y a las mujeres nos deja en un lugar realmente espantoso.

La cuestión de la mujer artista y su marcada inclinación a la parte perceptiva, creativa e intuitiva nos alojaba a las mujeres artistas en un lugar de desprotección, o al menos era así en otras épocas, quizás ahora tenemos más herramientas que antes para hacer distinto.

Las mujeres que fueron mandadas a la hoguera en la inquisición española, en la mayoría de los casos se argumentó que las quemaban por locas. La obra “Las brujas de Salem” de Arthur Miller no está directamente relacionada con la inquisición española, pero es un ejemplo emblemático de histeria colectiva de esas épocas y de la persecución de mujeres acusadas de brujería, entre otros casos. Vuelve la idea de la mujer asociada a lo débil, lo irracional, lo profano, lo mundano, lo secular o “lo no sagrado”.
Los descubrimientos de Freud sobre la histeria femenina han aportado mucho al campo del psicoanálisis y la psiquiatría, pero también le han dado letra a cierto pensamiento misógino y fascista sobre la mujer y subrayo, en particular sobre la mujer artista. Hay quienes sostienen desde la psiquiatría que la inspiración tiene algo de delirio. Hay un libro muy interesante que se llama “Elogio de la locura” del filosofo humanista Erasmo de Ròterdam que es una obra satírica donde se muestra la locura personificada como una deidad, que alaba sus propios beneficios y características, mostrando fallas y contradicciones de la sociedad de esa época (1509), la obra critica con ironía y humor la estupidez humana, la corrupción de la iglesia, la hipocresía de la nobleza y la vanidad de los intelectuales.

No es casual que artistas como Alfonsina Storni, Alejandra Pizarnik, por ejemplo, acá en Argentina, hayan tenido esta clase de problemas, o que Virginia Woolf, Marilyn Monroe, Camille Claudel, Van Gogh, Munch, Hemingway, Hermann Hesse, Scott Fitzgerald, Jim Morrison, entre tantos otros de todos los tiempos tuvieron estos padecimientos.

Con el auge del psicoanálisis, surgió el surrealismo y con él un sinfín de ideas novedosas que revolucionaron el campo del arte, André Breton escribió el manifiesto surrealista en 1924, en el que se destaco entre otras genialidades “el automatismo psíquico” que defendía la expresión pura que proviene del inconsciente, sin ser pasada por el tamiz del pensamiento, al margen de cualquier preocupación estética o moral convirtiendo este proceso creativo en una idea revolucionaria para este movimiento de vanguardia y un aporte y descubrimiento fundamental para los artistas del momento. Se podría decir entonces que si este automatismo psíquico como parte de un proceso creativo no pasa por la razón y por la razón dialéctica entonces estamos hablando de un sistema sin moral ni ética en el que solo existe la expresión como virtud genuina, simplemente imágenes que provienen del inconsciente y son plasmadas sin ningún tipo de freno ni barrera inhibitoria, si no hay algo de psicosis en toda esta cuestión del automatismo psíquico de los surrealistas, entonces donde está la psicosis. Redefinamos psicosis.
Hay que tener cuidado con estas discusiones que se dan en el interior de los movimientos artísticos a lo largo de la historia, porque quizás descubrimos que ni uno solo de todos sus propulsores estaba sano, incluido el propio padre del psicoanálisis, como todos lo conocemos a Freud, que si hay algo que no fue es un tipo normal.
Durante siglos las mujeres fueron vistas como musas inspiradoras de grandes obras ejecutadas por varones, pero rara vez como autoras de ellas, Virginia Woolf cambio esa narrativa para siempre, desde los confines de una sociedad que relegaba a las mujeres ella emergió con su voz y su arte, así mismo hubo un momento en que la enfermedad mental la doblegó. Seguramente sino hubiera tenido esa sensibilidad no se hubiera enfermado, pero tampoco hubiera sido Virginia Woolf.
El caso de Camille Claudel es tremendo, su talento como escultora fue supremo según los críticos de la época, además era inteligente, no era sumisa y ella sostiene haber enloquecido en parte por amor, por el amor no correspondido con Rodin. Pero otras teorías sostienen que el gran problema de Camille fue su hermano, que era político y artista frustrado y para el y para la alta sociedad de la época en Francia tener una hermana de esas características era un verdadero problema, entonces la interna contra su voluntad durante treinta años. Su hermano la hizo pasar por paranoica, murió encerrada contra su voluntad y sus ultimas cartas dicen que su hermano la interno por artista, por creativa y por soñadora. Lo cierto es que en esa época a toda mujer que no encajaba la mandaban a la cárcel o al loquero.

Si contas con la enorme ventaja de conocer una institución psiquiátrica desde adentro, como es mi caso personal, que estuve veintiún días internada en una institución psiquiátrica privada en la que me atendieron muy bien, hace unos años, por unos ataques de pánico con agorafobia que se me fueron de control, significa que no pude sola, que precise ayuda profesional, yo misma pedí ayuda, y yo misma busqué internarme, y de esa experiencia puedo decir que mucha gente de la que está afuera se sorprendería de ver cuantas mujeres con inclinaciones artísticas se encuentran en esos lugares. Increíble la cantidad de amigas del palo del arte que hice allí. Me pasó que estando dentro de la institución conocí mujeres de todas las edades que luego de hablar cinco minutos sobre sus diagnósticos, me contaban que eran actrices, escritoras, pintoras o tenían algún familiar artista en sus familias, como corolario. Me hace pensar, y si bien los psiquiatras no te permiten que pienses la locura como una virtud porque sostienen que hay algo psicótico en ese pensamiento, yo pienso que en una sociedad que hace agua por todos lados, deberíamos empezar a poner el foco en la aparente “sanidad” y “normalidad”, porque de la locura se habló mucho, se escribió mucho y se dijo mucho, anteponiendo el prejuicio por supuesto, pero lo sano y lo normal parece que es intocable y nadie se atreve a tan siquiera mencionarlo. ¿Qué es ser sano?, ¿Qué es ser normal?, que me disculpen, pero en estas sociedades capitalistas y de los excesos en las que vivimos, pongo en duda a los aparentes “sanos” y “normales”. Nada es normal en este tipo de sociedades, y nada está bien. Luego de haber mejorado de mi diagnostico en su momento, también aprendí que a los psicoanalistas hay que ponerles un coto y un límite de vez en cuando y que eso lo tiene que hacer una misma. A los psicoanalistas es uno el que les permite hasta donde avanzar y de que forma. Pienso que los tratamientos psicoanalíticos son un tema complejo, no podes poner tu cabeza en manos de cualquiera, pienso que hay que ser muy riguroso y exigente a la hora de elegir un analista.
Con los psiquiatras tengo mayor empatía en cierto punto, siento que en muchos casos están tan locos como los mismos pacientes y eso hace que haya una conexión real, además siento que están muy metidos en el barro, y eso me gusta.
Dentro de los límites que ponen los psiquiatras está decirte que no hay nada de virtuoso en la locura, ya que muchos pacientes exteriorizan esta idea o fantasía.

En mi caso, esos veintiún días que me desconecté de todo para descansar y recuperarme bien me sirvieron para conectarme mas que nunca con el arte, y hasta armé talleres de escritura y creatividad y di clases dentro de la internación, ya que ya contaba con estudios sobre educación, e incursioné en otras artes y acudí a todas las clases de músico terapia, arte terapia, teatro terapia y todas las disciplinas que pude, de alguna manera mi presencia revoluciono la institución, sin dudas. Eso me dijo mi médico, que los otros pacientes estaban encantados conmigo y con todo lo que les brindaba en relación al arte.
Después de todo existe algo que los artistas y los locos tienen en común, y es la capacidad de ver, percibir o sentir lo que los demás no pueden. En ese punto la locura es virtuosa.
A los profesionales de la psiquiatría los enoja un poco que un paciente los enfrente con la pregunta paradigmática de si es el genio el que crea la enfermedad o si es la enfermedad la que crea al genio, porque como mencione antes, consideran que debe existir un límite a ese delirio. Si sé que el arte en sí, tiene las respuestas sobre muchas cosas sobre las que la ciencia no tiene o llega a un límite, con lo cual no seria descabellado pensar que en algo los médicos no tengan la respuesta y que la respuesta este en el arte.
Así mismo, las capacidades sanadoras que tiene el arte son innegables, depende el contexto y la situación por supuesto. Lo único que puedo afirmar es que las personas con padecimientos mentales son seres que sufren, y que muchas veces esos sufrimientos tienen que ver con sentir que no encajan en los canones sociales o con sentir que no les gusta como es la sociedad en general o que no les hacen bien determinadas cosas de la sociedad, y esa sensibilidad que tienen a flor de piel los hace enfermarse, pero también ser grandes creadores en muchos casos. Entonces quienes son los equivocados los supuestos “locos” o la sociedad que esta equivocada y se dice y se cree sana.
Como resultante de mi proceso personal, hoy doy talleres de escritura y de arte en instituciones psiquiátricas en Argentina, que por una cuestión de privacidad y cuidado y secreto profesional hacia los pacientes no voy a dar sus nombres. Logre pedagogizar mi experiencia de internación y lo transforme en algo bueno y positivo para la sociedad. Me interesa lo que sucede referido a la humanidad en esa clase de lugares aparentemente marginales como las cárceles o las instituciones psiquiátricas. Hay algo ahí en lo que, pienso que vale la pena trabajar.
Siempre es mejor sanar, no permanecer en la locura, desde ya, sin embargo, es un plus muy interesante en la vida de una persona haber conocido la locura, o haberte sentado a tomar un café con ella y mirarla frente a frente. Hablamos de la locura, claro está. De artistas y de locos se salvará el mundo, no de los otros, estoy segura.
Fuente foto Blog: lclcarmen1bac