Por Ayelen Isoardi
▪️El diseño no es neutro. Toda decisión —qué se ilumina, qué se oculta, qué se eleva, qué se hace accesible— construye un mensaje. Y muchas veces, esos mensajes excluyen sin darnos cuenta. Por eso, hablar de diseño con perspectiva inclusiva no es una tendencia: es una responsabilidad.
Desde mi rol en la Comisión Directiva de una asociación que impulsa la inserción laboral de mujeres, veo todos los días cómo los espacios pueden ser una barrera… o una oportunidad. ¿Quién puede usar este espacio cómodamente? ¿Quién queda afuera? ¿Quién necesita adaptaciones y no las encuentra?
❤️ Diseñar para todas implica pensar en la diversidad de cuerpos, edades, habilidades, trayectorias. Es preguntarse si una silla sostiene, si un baño incluye, si una distribución respeta los ritmos y posibilidades de quien lo habita.
También es considerar las realidades económicas: no todo el mundo puede empezar de cero, pero sí puede transformar con lo que tiene. Ahí entra la creatividad consciente, el reciclado, la funcionalidad, la emoción puesta al servicio de lo cotidiano.
❇️ Porque el diseño, cuando se vuelve herramienta de equidad, transforma vidas. Y eso es lo que más me moviliza: crear espacios donde todas puedan habitarse enteras, sin pedir permiso.
Gracias por ser parte de este recorrido. Ojalá estas columnas te hayan inspirado a mirar tus espacios con otros ojos.
❤️ Si te gustó, compartilo y sigamos juntas construyendo entornos que nos representen, sostengan y empoderen.
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