Por Melina González Paulos*
Criar niños es un desafío que involucra múltiples aspectos, desde la atención a sus necesidades físicas y emocionales, hasta el brindarles un entorno seguro y estable en el que puedan desarrollarse plenamente. Sin embargo, en los momentos de crisis familiar, como una separación conflictiva, la estabilidad emocional de los niños se ve seriamente comprometida. Y para poder cuidar de manera sana a los niños, los adultos también debemos estar cuidados. La estabilidad emocional de los padres es un pilar fundamental para que las niñas puedan crecer con seguridad y confianza.
En los primeros años de vida, mamá y papá son vistos como el refugio seguro, el ancla en medio de cualquier tormenta. Su estabilidad emocional se convierte en la base sobre la cual las niñas construyen su visión del mundo. Si esta estabilidad se ve sacudida por constantes discusiones, violencia o incertidumbre, el desarrollo emocional de las niñas se ve afectado, y las consecuencias pueden ser devastadoras, tanto en el presente como en el futuro. Las relaciones personales de los niños, incluso en su adultez, pueden sufrir las secuelas de un entorno familiar cargado de conflictos no resueltos.
Es crucial comprender que el proceso de separación de los padres no debe ser una experiencia traumática para los niños, aunque las circunstancias no siempre sean fáciles. Sin embargo, cuando el proceso de separación se acompaña de un sostén emocional adecuado, tanto para los padres como para los niños, el impacto negativo puede mitigarse. Los padres que atraviesan este proceso deberían buscar la guía de un terapeuta, no sólo para resolver sus propios conflictos, sino también para acompañar a sus hijos en el proceso de adaptación a la nueva realidad familiar.
Desde mi experiencia como terapeuta materno-infantil, he sido testigo de las diversas dificultades emocionales y psicológicas que enfrentan las niñas en medio de una separación conflictiva. Los efectos son profundos y variados, desde problemas emocionales como la ansiedad, la tristeza, la culpa o la baja autoestima, hasta problemas de conducta, como la agresividad, la regresión o las dificultades escolares. Las niñas pueden experimentar una sensación de inseguridad y confusión, sintiendo que deben elegir entre uno de los padres o responsabilizándose por el conflicto, lo cual genera una carga emocional inmensa que impacta en su bienestar.
A su vez, las niñas pueden desarrollar dificultades para confiar en los demás, especialmente en figuras de autoridad, lo que puede afectar su capacidad para establecer relaciones saludables en el futuro. La exposición constante a patrones disfuncionales de relación puede generar un modelo erróneo de lo que son las relaciones afectivas, y esto puede perpetuar el ciclo de inestabilidad emocional y afectiva en sus vidas.
Por todo esto, es esencial que los padres comprendan la magnitud de los efectos que sus decisiones pueden tener en sus hijas. La involucración de los niños en los conflictos de los padres no solo los pone en una situación emocionalmente angustiante, sino que también puede comprometer su salud mental a largo plazo. La terapia materno-infantil ofrece un espacio donde los padres y madres pueden expresar sus emociones, procesarlas de manera adecuada y aprender a desarrollar herramientas para enfrentar los cambios en su entorno familiar.
Es fundamental que los padres prioricen el bienestar emocional de sus hijas, más allá de sus propios conflictos. Algunas recomendaciones clave para los padres que atraviesan una separación conflictiva son:
1. Evitar hablar mal del otro progenitor delante de las niñas. La crítica constante puede generar confusión y lealtades divididas en los niños.
2. No utilizar a las niñas como mensajeras o confidentes. Esto solo aumenta la carga emocional sobre ellas.
3. Buscar ayuda profesional. A veces, es necesario un espacio terapéutico para poder resolver los conflictos de manera pacífica, sin que los niños se vean arrastrados por ellos.
4. Brindar estabilidad emocional a través de un apoyo constante. Aunque los padres estén atravesando un proceso difícil, es importante mantener un entorno de calma y cariño para las niñas.
Es cierto que criar niños no es tarea fácil, y los desafíos son muchos. Pero si queremos brindarles un futuro saludable y lleno de amor, debemos empezar por cuidar nuestra propia salud emocional. Al hacerlo, no solo ayudamos a los niños a superar las dificultades de la separación, sino que también les enseñamos el valor del respeto, la empatía y la importancia de buscar ayuda cuando es necesario. De esta manera, les damos las herramientas para crecer como seres humanos plenos, capaces de establecer relaciones saludables y enfrentarse a la vida con seguridad y amor.
El divorcio no tiene por qué ser una experiencia traumática si los padres cuentan con el apoyo adecuado. El bienestar de las niñas debe ser la prioridad, y con las estrategias correctas, es posible acompañarlas en este proceso y ayudarles a construir un futuro feliz y saludable.
*Especialista en Desarrollo infantil y en Vínculo materno -infantil, Lic. en Atención Temprana al Desarrollo infantil, Profesora en Discapacidad intelectual y Facilitadora del Método Paternidad efectiva.
terapiamaternoinfantil.com
@almadenino.crianza