El pasado 15 de octubre fue el «Día de Concientización del Duelo Perinatal» y nuestra colaboradora Cecilia Taburet, nos envió una columna sobre el tema.
«En Argentina se ha implementado en octubre 2023 la Ley N° 27.733, conocida popularmente como “Ley Johanna”, que garantiza la atención médica a mujeres y personas gestantes que experimentaron la muerte perinatal de sus hijos. Se considera un gran avance y la puerta de entrada para generar consciencia y para poder acompañar a las familias desde el respeto y singularidad, dándole lugar a la complejidad y seriedad que amerita. Más allá de esta ley, con frecuencia se suele escuchar que las personas que tienen que pasar por dicha situación tan dolorosa ,lo suelen vivir en silencio y en soledad, con sentimientos de culpa y angustia exacerbada. Esta ecuación compleja, denominada pérdida, requiere de un tiempo subjetivo, de empatía y por supuesto de contención. La sociedad en ocasiones dificulta los procesos, obstaculizando el lugar a la palabra y la elaboración del dolor. Tal vez las creencias culturales “obsoletas” de que no hay que hablar de lo que duele, invisibiliza la necesidad de ser comprendidos y contenidos. El duelo es un proceso natural que todos los seres humanos experimentan ante pérdidas de personas, animales, objetos o relaciones que para cada uno sean significativas. Las manifestaciones, duración y efectos sobre la salud mental están determinados por los significados que cada persona hubiera construido del sujeto u objeto perdido.
Dichos significados dependen del tipo de relación establecido y su rol en la vida de quien está en duelo. Igualmente juegan un papel determinante en el grado de afectación la naturaleza del apego, el tipo de pérdida, los antecedentes de problemas o trastornos mentales, las experiencias previas, las variables individuales, de personalidad, las sociales, culturales y familiares. Las respuestas difieren en las personas, pero lo que parece ser común es el sentimiento de soledad y la impotencia. Algunas reacciones generales y universales ante la pérdida son la incredulidad, la ira, la injusticia, la culpa, etc. “Las respuestas a una pérdida significativa pueden incluir el sentimiento de tristeza intensa, rumiación acerca de la pérdida, insomnio, pérdida del apetito y pérdida de peso, que pueden simular un episodio depresivo. Esta situación en muchos casos requiere de criterio profesional basado en la historia de la persona y en las normas culturales para la expresión del malestar en el contexto de la pérdida” (APA, 2014, p.81). Será un factor protector para la salud mental realizar consultas con profesionales de manera oportuna, además respetar los derechos, las costumbres o la toma de decisiones en torno al duelo, dando lugar a los procesos singulares y particulares de cada pareja. No obstante, no es posible asegurar que situaciones de este tipo generen reacciones idénticas entre quienes las viven, porque depende de diversos factores determinantes de índole personal, situacional y relacional (Barreto, 2008, p. 35).
Será fundamental acompañar alojando el dolor y brindar lo que la persona necesite sin generar incomodidades o silencios que marcan y dejan huellas significativas en la historia de los protagonistas.
Por Cecilia Taburet- Lic. en Psicología -Psicóloga clínica formación perinatal