Opinión de Marisa Plano

La prédica del ejemplo en los niños


El ejemplo es uno de los mejores instrumentos con que cuentan los padres y los docentes para ejercer la tarea profunda y compleja de educar. La ejemplaridad de las acciones tiene gran impacto en los niños, especialmente en la forma de organizar la realidad y en el acercamiento a los otros Y a cuánto lo rodea.

Educar con el ejemplo se trata de transmitir al niño los principios con los que quieres que dirija el desarrollo de su vida a través del ejemplo vivencial. Y no practicar con el ejemplo, es la expresión adecuada para indicar que los actores han de acomodarse aquello que se dice o recomienda a otros sin ver el ejemplo de los mayores.

El ejemplo es la raíz primordial para que el niño aprenda otra serie de virtudes como la generosidad, la amabilidad, el respeto, la sinceridad, la tolerancia, la perseverancia, entre muchas otras. Si los padres no transmiten estas cualidades en su vida cotidiana, será muy difícil que los niños puedan adquirirlas.

El concepto de pedagogía del ejemplo hace referencia a la necesidad de favorecer en todos los procesos educativos la coherencia existencial, para lograr la mejor alineación posible, en cada individuo y en la colectividad, entre pensar, expresar, sentir y hacer.

Cuando valoras algo, lo consideras importante y que vale la pena. Por ejemplo, si valoras la opinión de alguien, le pedirás consejo a esa persona antes de tomar una decisión importante.

Paulo Freire, pedagogo y filósofo brasileño, enfatizó la importancia de enseñar por medio del ejemplo en su teoría educativa. Según Freire , El ejemplo es una forma poderosa de enseñar porque muestra de manera concreta cómo aplicar conceptos y valores, haciéndolos más accesibles y comprensibles para los estudiantes, además sostiene que enseñar por medio del ejemplo es una herramienta efectiva para fomentar el aprendizaje significativo y la formación de ciudadanos críticos y reflexivos.

La prédica del ejemplo ,en conclusión, es una herramienta poderosa para influir en los demás y transmitir valores. Sin embargo, requiere integridad, responsabilidad y autocrítica. Al practicar lo que se predica, se puede crear un impacto duradero y positivo en los que nos rodean.

Por Marisa Plano

Lic. en Ciencias de la Educación