Por Celina Cocimano
La inteligencia emocional (IE) es la capacidad de reconocer, entender y manejar nuestras emociones, así como las de los demás. Las personas con alta inteligencia emocional no solo tienen una ventaja en sus relaciones personales y profesionales, sino que también disfrutan de una mayor paz interior y resiliencia ante los desafíos de la vida.
¿Qué frases o sistemas mentales nutren a estas personas? ¿Cómo llegan a desarrollar esta habilidad? ¿Es algo innato o todos podemos cultivarlo? Vamos a desarrollar estas preguntas.
Las personas con alta inteligencia emocional tienden a usar un lenguaje que refleja su capacidad para gestionar sus emociones y relaciones de manera efectiva.
Estas son algunas de las frases más comunes que suelen expresar; te contamos qué hay detrás de cada una de estas expresiones, para conocer cómo incorporarlas a tus diálogos cotidianos.
«Esto también pasará»: Esta frase demuestra una profunda comprensión de que las emociones, tanto positivas como negativas, son transitorias. Las personas con alta IE reconocen que, aunque una situación difícil pueda parecer abrumadora en el momento, no es permanente.
«¿Cómo puedo aprender de esta situación?»: En lugar de quedarse atrapados en la frustración o el enojo, las personas emocionalmente inteligentes buscan el aprendizaje en cada experiencia. Ven los desafíos como oportunidades para crecer y mejorar.
«Entiendo cómo te sentís»: La empatía es una característica clave de la inteligencia emocional. Esta frase muestra una disposición a ponerse en el lugar del otro y reconocer sus emociones, lo que fortalece las relaciones interpersonales.
«Necesito un momento para pensar»: Reconocer la necesidad de espacio para procesar emociones y pensamientos antes de reaccionar es un signo de autocontrol. Son conscientes de sus emociones y prefieren responder de manera reflexiva en lugar de impulsiva.
«Es importante para mí»: Saber identificar y comunicar lo que es importante en sus vidas les permite a las personas emocionalmente inteligentes establecer límites y prioridades saludables.
«Lo siento, me equivoqué»: Aceptar la responsabilidad de sus errores y pedir disculpas es un rasgo que demuestra humildad y madurez emocional. Reconocer los propios errores es esencial para el crecimiento personal y para mantener relaciones sanas.
«Estoy agradecido por…»: Practicar la gratitud es un hábito común entre las personas con alta IE. Enfocarse en lo positivo les permite mantener una actitud optimista, incluso en tiempos difíciles.
Las frases mencionadas no surgen de la nada; son el resultado de sistemas mentales y creencias bien desarrolladas. Las personas con alta IE suelen nutrir su mente con patrones de pensamiento que les permiten manejar sus emociones de manera eficaz.
Estas personas se conocen bien a sí mismas. Son conscientes de sus emociones, pensamientos y comportamientos, y entienden cómo estos afectan su entorno. Esta autoconciencia les permite tomar decisiones más informadas y coherentes con sus valores. En lugar de obsesionarse con el éxito o el fracaso, valoran el proceso de crecimiento y aprendizaje. Esto les permite mantener la calma bajo presión y adaptarse mejor a los cambios.
Fuente Ohlalá (somos Ohlalá.com)
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