Por Julieta Cane
Cada vez que me preguntan cuál es el secreto de la oratoria, mi respuesta es la misma: cultivar nuestra confianza. Si no creemos en el potencial de nuestras ideas, mucho menos lo harán quienes nos están escuchando. Sin embargo, también es cierto que a las mujeres se nos ha hecho mucho más difícil el camino. Recordemos que en los inicios de las civilizaciones occidentales, hablar de temas de interés público era asunto exclusivo de los hombres: «¡Silencio, madre! Hablar es cosa de hombres. Vuelve a tus aposentos», le dijo Telémaco a su madre Penélope en la Odisea.
En «El síndrome de la impostora» (1) , la periodista Élisabeth Cadoche y la psicóloga Anne de Montarlot recopilan vivencias y testimonios de mujeres que, aún llevando adelante sus tareas con visible éxito, sienten que no son lo suficientemente buenas en lo que hacen y que sus palabras no tienen validez. Según las especialistas, este fenómeno atraviesa tanto a hombres como a mujeres, pero tiene mayor resonancia en el género femenino por cómo se fueron configurando las relaciones de poder a lo largo de la historia.
Según el último estudio del International Business Report (IBR) de Grant Thornton (2) , sólo el 32,4% de los puestos de alta dirección en empresas medianas están ocupados por mujeres. A su vez, un estudio de la ONU (3) indica que 113 países de todo el mundo nunca han tenido a una mujer como jefa de Estado y, a la fecha, sólo 26 países están dirigidos por una mujer.
Por otra parte, las autoras explican que otros de los motivos que contribuyeron a la existencia de este síndrome son los mandatos sociales y familiares (qué se espera de nosotras como mujeres), la calidad de los vínculos interpersonales, así como también
nuestra percepción sobre la apariencia física.
Sin embargo, me gustaría finalizar esta nota brindando un mensaje de esperanza porque somos muchas las mujeres que nos unimos para combatir esas causas, que estamos dispuestas a ayudarnos las unas a las otras y que, ante todo, comprendemos que el
problema nunca fuimos nosotras. El problema siempre fue el sistema. Por eso, cada vez que tengamos que hablar en público, no dudemos del poder de nuestras palabras ni del potencial amplificador que tiene nuestra voz. Retomando a las autoras de
este libro: «Ábrete a los demás y a ti misma con gentileza y compasión. La confianza en uno mismo es como la vida: es un arte que hay que cultivar».
Sobre la autora: Julieta Cane es Licenciada y Profesora en Comunicación Social por la
Universidad Nacional de La Plata. Dicta clases de Oratoria en diversas instituciones
educativas e investiga sobre la importancia de la comunicación para el desarrollo personal y
profesional. Podés seguir sus publicaciones en Instagram (@julieta_cane) o en Linkedin:
Julieta Cane.
1 Cadoche, E. & Montarlot, A. (2021). El síndrome de la impostora: ¿por qué las mujeres siguen sin
creer en ellas mismas? Ediciones Titivillus.
2 Reporte – Mujeres Directivas 2023 La búsqueda de la paridad
3 En el año electoral más importante de la historia, 113 países nunca han tenido una mujer como jefa
de Estado, según los nuevos datos de ONU Mujeres