Por Laura Cedeira
Si ponemos tanto empeño en cuidar nuestra apariencia y salud física, ¿por qué cuesta aceptar y compartir con otros que necesitamos ayuda con nuestra salud mental? Además, la medicación es aceptada socialmente cuando es recetada para dolencias físicas, pero si la indica un psiquiatra, ahí la mirada cambia.
Es crucial buscar ayuda de un profesional (sea psicólogo o psiquiatra) ante la detección de síntomas o padecimiento y malestar psíquico. Será el médico quien nos evaluará –a través de una entrevista y de nuestra sintomatología– y descartará cuestiones orgánicas que podrían ser las causantes de los trastornos psiquiátricos. Sin embargo, también es importante que, como sociedad, validemos hablar sobre estos temas y ayudar a eliminar prejuicios.
Psicofármacos: mitos y verdades
Hay mucha desinformación y confusión sobre lo que significa iniciar un tratamiento con medicación psiquiátrica. ¿Qué es cierto y qué no?
Mitos:
“Me voy a volver dependiente y la voy a tener que tomar de por vida”.
“Me va a dopar. Siento que voy a quedar hecha una zombi”.
“Me va a cambiar mi personalidad”.
“No voy a poder seguir haciendo mis actividades cotidianas (manejar, estar con mis hijos, estudiar, trabajar)”.
“Medicación psiquiátrica toman los ‘locos’”.
Verdades:
Pueden aparecer efectos adversos que hay que conversar con el médico. En ese caso, se ajusta la droga y/o la dosis.
Dos personas pueden tener los mismos síntomas, pero no significa que mejoren con la misma medicación.
El alcohol y las sustancias psicoactivas potencian el efecto de la medicación (porque son depresores del sistema nervioso) y eso es peligroso. Hay que evitar la interacción. Por eso, si vas a tomar, ese día tenés que pausar la medicación.
Si la medicación no cumple los efectos deseados, siempre es posible volver atrás.
La duración del tratamiento con medicación varía según el tipo de diagnóstico.
La consulta con el psiquiatra no siempre deviene en la prescripción de medicación.
“La medicación me abrió una puerta llena de salud y estabilidad”, por Catalina Ledezma*
A los 19 años tuve depresión. Iba a la facultad en pijama, no podía levantarme de la cama y otros síntomas. Mi mamá, preocupada, me llevó al psicólogo y al psiquiatra. Me diagnosticaron depresión crónica y me dieron medicación. Hago terapia desde los 14, nunca tuve miedo o negación a los psicólogos. Para mí siempre fue una forma de ir sanando lo que nos pasa.
Después de unos años, me dieron de alta. En ese momento, pensaba que la medicación era un empujón para sacarte de un lugar malo, mientras encontrabas las herramientas para aprender a salir solo. Así que apenas me dieron el alta, sentía que, al estar bien, no necesitaba tomar nada.
*Catalina Ledezma es estudiante de Farmacia.
Fuente: OHLALÁ (somosohlala.com)
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