Por Claudia Lorenzón
Desde la convocatoria o la invitación directa, instituciones argentinas y extranjeras proponen a escritores, investigadores y artistas visuales participar de residencias creativas a través de las cuales autoras como la nobel Olga Tokarzuk arribará al Museo del Prado, de España, mientras que en suelo argentino, la eslovena Renata Salecl participará de la residencia del Malba, y otros autores integrarán experiencias individuales y colectivas en el interior del país y en la ciudad de Buenos Aires, donde hasta se ofrece a los participantes la posibilidad de asistir en familia.
Las residencias convocan a los autores a alejarse del entorno cotidiano y sumergirse en un ámbito propicio para participar junto a otros escritores, artistas e investigadores de experiencias de escritura de ficción, de no ficción o a la creación de textos híbridos, de investigación, según la propuesta.
Una de las instituciones porteñas cultora de residencias artísticas es la agrupación Urra que, como cada año, lanzó la convocatoria para grupos de escritores y artistas argentinos que estén trabajando sobre problemáticas sociales.
La convocatoria está destinada a colectivos de no menos de dos personas ni más de cuatro que durante un mes se dispondrán a trabajar proyectos artísticos, en los que debe haber al menos un artista visual.
«La idea es que la propuesta sea federal», explicó a Télam Melina Berkenwald, directora y fundadora de la institución creada en 2010, quien agregó que «la convocatoria está enfocada a hacer una selección por calidad y también por territorio para abarcar a participantes de distintas provincias».
El programa invita a «vincularse con la comunidad y la escena porteña» para «trabajar en forma directa o tangencial» cuestiones vinculadas «a los derechos humanos, la igualdad, la libertad de expresión, la migración, la salud, el cambio climático, la contaminación y el cuidado de flora y fauna entre otras».
El primer grupo que dará inicio a las residencias, es un dúo rosarino de artistas, quienes trabajarán durante un mes, en el primer piso de la sede porteña de Cerrito 236, que ofrece un departamento de 220 metros cuadrados con cuatro dormitorios individuales (dos grandes y dos chicos), tres baños, una cocina, un cuarto de herramientas, un lavadero, una biblioteca, wifi, herramientas y equipamiento general.
La residencia de grupos «se va a dar en distintos meses del año, no todos los meses, porque también las residencias se intercalan con otros programas que tenemos», precisó Berkenwald.
Urra también impulsa, en el marco de las residencias, que llegue alguna familia, o sea, «artistas que tienen hijos siempre con un seguro médico», informó Berkenwald.
Los interesados en participar de la residencia deben ingresar a la dirección web https://www.urraurra.com/convocatorias, mientras que dudas y consultas podrán cursarse a través del mail urra.direccion@gmail.com.
Además de estas residencias, la institución trabaja con experiencias internacionales, enviando a un artista argentino a una residencia en Munich, entre julio y septiembre, y a modo de intercambio, el año próximo se invita a un artista de Alemania para que haga similar experiencia en Argentina.
De la misma manera, Urra estableció un programa con una entidad en Londres hacia donde está viajando, en el primer semestre del año, una artista argentina seleccionada por convocatoria abierta, y en el segundo semestre llegará al país una artista británica.
En el interior del país, la editorial Documenta ofrece una posibilidad de residencias en la ciudad de Córdoba, en un espacio abierto a personas que desde diversas prácticas y áreas de pensamiento requieren espacios de hospitalidad, explicó a Télam Gabriela Halac, directora de Proyecto Documenta, quien señaló que se especializan en especial en residencias «para proyectos editoriales, de escritura y escénicas e idealmente propiciar cruces», algunas de las cuales son pagas y otras se gestionan con distintas instituciones.
En este marco, este año convocarán a seis residencias en diferentes momentos del año (casadocumenta@gmail.com). «Nos preocupa en este contexto político pensar con otrxs, generar espacios para poder habitar relaciones y procesos por fuera de las demandas de inmediatez y resultados comerciales. Descomprimir los procesos de la permanente demanda y competencia para poder adentrarse en procesos de investigación artística».
«Creemos en el potencial político que tienen hoy en nuestro país aquellos procesos que cuyas interacciones no resultan de manera inmediata en mercancías culturales. Estamos viviendo un momento de gran merma y pérdida de espacios para permitirnos imaginar estrategias otras, escenarios y modos de hacer. El mercado parece invadirlo todo y las residencias son de algún modo un respirador para poder conectar con otro tipo de procesos», sostuvo Halac.
La directora del proyecto destaca la posibilidad de poder viajar que brindan estas experiencias que invitan por un tiempo dejar la rutina de lado. «Viajar para hacer una residencia permite abrirse a una experiencia, a un proceso. En ese sentido cada contexto propicia experiencias diferentes. Creo que decidir moverse de lugar es desplazar la mirada, agudizar la escucha, ir al encuentro, extrañar el cotidiano y permitir que ese movimiento produzca algo inesperado», señaló Halac.
En cuanto a los retos que supone la experiencia, la autora considera que «quizás el mayor desafío en una residencia es entregarse a la experiencia y no enfocarse solo en objetivos establecidos previamente. Pero diría que la residencia no implica exigencias ni desafíos, sino todo lo contrario, es la invitación a una apertura, a abrir el juego».
También en Córdoba, en La Granadilla, valle de Calamuchita, tendrá lugar una residencia para escritores del 12 al 17 de marzo, coordinada por la colombiana Margarita García Robayo y organizada junto con el equipo de Mundial de Escritura, que dirige Santiago Llach.
En este espacio se buscará durante esos cinco días estimular habilidades de escritura en forma intensiva, haciendo particular énfasis en el punto de vista como elemento distintivo de la voz autoral.
Para lograr ese objetivo se elegirán «cinco escenas distintas que los participantes a lo largo de esos días, según lo que vayamos trabajando, las narrarán desde distintos puntos de vista», explicó la escritora.
En este caso, los participantes son 15, que van a trabajar en grupos de tres, lo que hace más enriquecedor el ejercicio porque permite que cada uno de ellos tenga que elegir un punto de vista distinto del otro. Hacia el final de la residencia se van a presentar, en jornadas de lectura, las distintas posibilidades de ser contadas que tienen las escenas, que serán evaluadas por los demás participantes».
García Robayo indicó que lo importante no es si se logra un texto de ficción o no ficción. «No suelo hacer distinciones entre los géneros, me gusta tanto como escritora y como lectora los textos que se sitúan en esos lugares intermedios de lo híbrido, que pueden tener cosas reales o de ficción», aseguró.