Por Pedro Fernández Mouján
Desde la represión al primero de mayo anarquista de 1909 al «con la democracia se come, se educa, se cura» de Raúl Alfonsín pasando por el voto femenino, el Cordobazo y la dictadura militar de Jorge Rafael Videla, la obra teatral «Porteñas», que se acaba de estrenar en el teatro Astral de la Ciudad de Buenos Aires, realiza una inteligente y emotiva lectura de la Argentina del siglo 20 a través de la mirada de las mujeres.
Julia Calvo, Cecilia Milone, Andrea Politti, Romina Richi y Micaela Riera son las cinco protagonistas de la historia escrita y dirigida por Manuel González Gil que con inteligente puesta, actuaciones a tono, oportunos pases de comedia y un logrado ritmo narrativo vuelve a escena a 20 años de su estreno original sin perder nada de su actualidad para establecer un diálogo revelador y estimulante con la realidad que nos atraviesa.
Además de las amigas que se dan cita en la casa de una de ellas en distintos momentos de la historia argentina, una empleada doméstica y un actor que juega roles sucesivos de marido, plomero y mensajero (cuyos nombres no aparecen en la ficha técnica del espectáculo) dan vida a una de las novedades de la cartelera teatral porteña de esta temporada.
La historia relatada realza y saca brillo ante avatares inciertos de la situación actual y permite ver, en el espejo retrovisor de la historia, el modo como las ilusiones democráticas de los 80 fueron devoradas por la realidad.
«Porteñas» arranca apenas antes del Centenario, momento de incipientes convulsiones entre las clases acomodadas que manejaban el país y los nuevos movimientos políticos y culturales que venían a tomar un lugar en la escena argentina, y llega hasta el gobierno de Raúl Alfonsín, anhelado punto de despegue de la situación nacional luego de la oscura noche de la dictadura cívico militar que con represión, torturas, robos de bebés, el secuestro y desaparición de 30.000 ciudadanos fue el punto máximo del horror tal como se conoció en esta parte del planeta.
La inteligente y simple estructura narrativa de «Porteñas» propone cuadros (al modo de los de la película «El baile» del italiano Ettore Scola) en momentos particulares del siglo 20, con las mismas protagonistas, que permanecen siempre jóvenes pero se ven modificadas en su conciencia de sí mismas ante los embates de la historia nacional.
Así pasamos por la convulsión anarquista, el sufragio universal, el asesinato del senador Bordabehere, la aparición del cinematógrafo, el peronismo y el voto femenino, el Cordobazo, la dictadura y la recuperación democrática.
Con un parejo y encomiable trabajo actoral de las cinco protagonistas, que tocan fibras dramáticas y cómicas alternativamente y componen una suerte de biotipo social argentino cada una, aunque arrasadas por la realidad y las consecuencias del devenir del país, Julia Calvo resalta sobre todas con un efectivo manejo de tonos, muecas y expresiones que logran dotar a su material del refrescante auxilio de la risa.
Ella es la anfitriona de los encuentros, un mujer acomodada aunque amable y querida («mi casa es neutral», asegura en algún momento de pelea entre algunas de las mujeres), donde las amigas se dan cita.
A un primer encuentro, planeado solo para tres: Calvo (de la patricia sociedad argentina del Centenario), Cecilia Milone (la esposa de un general), Romina Richi (una feminista de comienzos de siglo), se suman otras dos: la esposa de un almacenero de la cuadra (Mica Riera) y la de un anarquista baleado en los enfrentamientos del 1 de mayo (Andrea Politti).
Entre ellas van tejiendo vínculos afectivos, reforzados por las situaciones que deben atravesar, como parte de una entidad colectiva llamada Argentina, ante las distintas circunstancias que va imponiendo el acontecer histórico.
Es particularmente conmovedor y logrado el cuadro sobre la dictadura militar y la aparición de las Madres de Plaza de Mayo, así como el último sobre la recuperación democrática, donde se palpa la inmensa distancia entre aquellas ilusiones de un país mejor y posible con la situación actual.
«Porteñas», con libro de Manuel González Gil y Daniel Biotti, dirección de González Gil, las actuaciones de Calvo, Milone, Politti, Richi y Riera, diseño original de escenografía de Carlos Di Pasquo y vestuario de Calandra Hock se puede ver de jueves a domingos en el renovado y coqueto Teatro Astral de avenida Corrientes 1639.