Asume Milei: salir del infierno comiendo algo de «casta»


En medio de una crisis agobiante para la mayoría de los argentinos, asume este domingo el libertario Javier Milei la Presidencia de la Nación. Con un nivel de pobreza altísimo e indignante, en un país riquísimo en recursos naturales, y aumentos de precios feroces y descomunales en las últimas horas, el libertario y su equipo tienen una ardua tarea por delante.
Tarea complicada, además, por las advertencias de la nueva oposición que ha dicho a través de algunos de sus dirigentes que no tolerarán ajustes que en la realidad ya empezaron hace tiempo y que tienen al altísimo nivel de inflación como paradigma y verdugo cruel del poder adquisitivo.
Asume también Milei con ciertas rispideces y descontentos en sus propias filas, por el hecho de que algunas promesas e ideas de campaña no se han respetado y se ha dado marcha atrás con respecto a ellas.
Es que a veces el GPS de la política, que es la realidad, ordena un “recalculando” y no queda más que obedecer dadas las circunstancias.
Así, se esfumó la dolarización y el cierre del Banco Central deberá esperar.  Hasta se han generado situaciones incómodas en torno de ese tema, porque mientras el nuevo presidente de la Nación dijo oficialmente que el cierre “no es negociable”, el flamante presidente de la entidad, Santiago Bausili, remarcó que mientras él este allí el Banco ni se privatiza ni se cierra (¡!).
A Propósito, un Bausili que responde a Juntos por el Cambio, al igual que el ministro de Economía, Luis Caputo; que el de Defensa, Luis Petri, y de Seguridad, Patricia Bullrich, entre otros de ese espacio antiguamente conocido irónicamente como “Juntos por el Cargo”. Espacio cuestionado durante la campaña por el presidente que asume este domingo. Es cierto, sin embargo, que Milei siempre reivindicó a la figura de Mauricio Macri, el expresidente que fue puente entre Milei y el Pro y que hoy, según los pasillos que nunca faltan, tiene ciertas diferencias con Bullrich que parece haberse cortado sola.
Donde tampoco las aguas están muy calmas es en la Vicepresidencia ejercida por Victoria Villarruel, a quien se le iba a dar el manejo de los ministerios de Defensa y de Seguridad. No pudo ser, como no pudo ser lo de Píparo en el Ansés, ni lo de Emilio Ocampo en el Banco Central, ni otras cosas.
Es que una cuestión es lo que se desea y otra lo que se puede y ordena la realidad. Y la realidad es que no es la fiscalización de Macri, Bullrich y Schiaretti lo que hace pagar facturas al nuevo presidente, sino la necesidad de contar con legisladores que apoyen sus proyectos políticos, pues con los propios no le alcanza.
La Libertad Avanza ha ingresado al mundo real de la política donde en la puerta hay un gran cartel que dice “Hay que tragarse el sapo”. O lo que es lo mismo: “Hay que comer un poco de casta que ya estuvo”. Perón decía, en tal sentido, que «para hacer una tortilla hay que romper algunos huevos».

Ojala que el nuevo presidente pueda digerir el plato, hasta que logre el menú de su preferencia. Y sobre todo, ojalá que pueda sacar a este país del infierno en que se encuentra. Es lo más importante, lo demás…