Alergia por el cambio climático: cada vez más personas la padece


Entre el 30 y el 40% de las personas tiene algún tipo de alergia en el mundo y se espera que esta condición alcance a la mitad de la población para 2050 producto del cambio climático -que entre otras cosas aumenta los períodos de polinización- y la contaminación ambiental, señalaron especialistas en las vísperas del Día Mundial de la Alergia.

«Cuando uno habla de enfermedades alérgicas engloba muchas condiciones como la rinitis alérgica, el asma, la dermatitis atópica, la urticaria, las alergias a medicamentos y a alimentos; es un paraguas que abarca muchas patologías diferentes con un mismo origen», indicó a Télam el médico especialista Pablo Moreno, presidente de la Asociación Argentina de Pacientes con Asma.

En tanto, Raquel Rodríguez, jefa de la división Alergia e Inmunología del Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA), dijo que ese origen tiene que ver con «una respuesta exagerada del organismo frente a una sustancia externa, denominada alérgeno, reconocida como dañina cuando entra en contacto con el sistema inmunológico de personas previamente sensibilizadas a ésta; mientras que, para la población en general es habitualmente inofensiva».

Sin embargo, esa «población general» que no está alcanzada por las alergias es cada vez menor: se estima que para 2050 el 50% de la población mundial tendrá algún tipo de alergia.

«En estos últimos 20 años siempre fue en aumento, no hay lugar del mundo donde la prevalencia de las enfermedades alérgicas haya disminuido», apuntó Moreno, quien también es vicepresidente de Fundaler (Fundación para el estudio del asma y otras enfermedades alérgicas) y presidente saliente de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (AAAeIC).

A modo de ejemplo, describió que según un estudio realizado por AAAeIC, el 25% de la población del país tiene rinitis alérgica, una enfermedad que se da «a nivel de los senos paranasales donde uno estornuda, tiene moco y picazón de nariz».

Por su parte, Rodríguez explicó que el incremento tiene que ver «con la exposición a las condiciones ambientales actuales empeoradas por la contaminación ambiental y la susceptibilidad de las personas».

Respecto a la contaminación del aire, la especialista del Clínicas indicó que está «principalmente generada por las partículas diésel de los vehículos que elevan los niveles de dióxido de nitrógeno, el monóxido de carbono y el ozono, combinados con material particulado de pequeño tamaño, y son capaces de inducir la inflamación y exacerbar los síntomas de las alergias, principalmente respiratorias como la rinitis, la rinoconjuntivitis alérgica y el asma bronquial».

«También aumentan la sensibilidad aeroalergenos y predisponen a infecciones que afectan la vía aérea», añadió.

Sobre esta interacción, describió que «las partículas diésel al asociarse con los pólenes los tornan más alergizantes, con capacidad de sensibilizar a un mayor número de personas e inducir una respuesta alérgica mucho mayor».

Según el trabajo «Rinitis alérgica agravada por contaminantes atmosféricos en América Latina» publicado por la Organización Mundial de la Alergia -que consistió en una revisión de más de 20 investigaciones regionales a agosto de 2021, «aunque la contaminación del aire es un problema mundial, las enfermedades atribuibles a las partículas en el aire predominan en los países de ingresos bajos y medianos».

En las investigaciones, además de los contaminantes externos comunes, como los productos que queman combustibles para vehículos, también se observó contaminación por carbón, por contaminantes de minas de oro y cobre, agroquímicos esparcidos y efectos de las instalaciones de almacenamiento de granos, contaminación petroquímica, asó como productos de la quema de caña de azúcar.

En relación al cambio climático, la Organización Mundial de la Alergia recordó que «la temperatura promedio de la superficie de la Tierra actualmente es aproximadamente 1,1 °C más cálida que a finales del siglo XIX (antes de la revolución industrial) y más cálida que en cualquier otro momento de los últimos 100.000 años».

«El aumento de las temperaturas, el calentamiento de los océanos, el aumento del nivel del mar y el derretimiento acelerado de los glaciares son algunos de los efectos medibles del cambio climático, junto con las intensas sequías, aumento de la contaminación del aire, escasez de agua y temporadas de polen más tempranas e intensas, incendios severos, inundaciones, tormentas catastróficas y disminución de la biodiversidad», indicó la organización que nuclea 109 sociedades regionales y nacionales.

Concretamente, el aumento de las temporadas de polinización hace que se desencadenen reacciones alérgicas todo el año, que antes se circunscribían a determinadas estaciones.

Sobre los tratamientos, Moreno indicó que «lo primero es saber qué tipo de alergia se tiene y para eso conviene consultar con un especialista».

Como una de cada cuatro personas en la Argentina tiene rinitis pero se estima que sólo la mitad fue diagnosticada, muchas no tienen tratamiento y esto tiene un impacto fuerte en la calidad de vida, añadió.

«Para quienes trabajamos con alergias, lo primero es identificar cuál es el trastorno inmunológico por el cual reacciona el cuerpo en forma indebida e identificar el alérgeno ya que hay tratamientos para la mayoría. En relación a la rinitis, los tratamientos son altamente exitosos porque una vez que se descubre el origen el paciente puede hacer inmunoterapia que son las vacunas de la alergia», describió.

Sobre el asma, detalló que «presenta diferentes grados de severidad (leve, moderado y grave) y para todos existe un tratamiento que mejora la calidad de vida».

En la misma línea, Rodríguez señaló que pese a su alta prevalencia las alergias «enfrentan dos grandes problemas: las diagnosticamos poco y las tratamos poco o de manera inadecuada».

Por eso, «la consulta es clave para identificar el origen (alergeno) y abordar un tratamiento adecuado para prevenir los síntomas y la progresión de la enfermedad».

Pero más allá de los tratamientos de cada paciente, la Organización Mundial de la Alergia señaló que «mitigar los efectos del calentamiento global ayudará a prevenir alergias nuevas o que empeoren los síntomas y mejorar la calidad del aire disminuirá el padecimiento de alergias respiratorias».

«Aprender sobre la relación entre los humanos y la naturaleza y comprender cómo esa relación afecta tanto la salud de los humanos como de los entornos que llamamos hogar puede mejorar la salud de todos», concluyeron.