Por Ornella Rapallini
Julia Saggini (32) está entre el 2% de la población global diagnosticada con trastorno bipolar y es precisamente la vivencia personal y la mirada social sobre ese trastorno las que la llevan a producir y subir videos en la red social TikTok para, cuenta, «desestigmatizar la salud mental» y contribuir a que otras personas con algún padecimiento psíquico «también puedan decirlo en público, sin vergüenza».
«Empecé a hacer videos sin contar que yo era bipolar, hablando de salud mental en general. Pero el primer video tuvo bastante repercusión, me empezó a hablar mucha gente diciéndome ‘yo tengo ansiedad’, ‘qué bueno que estás hablando de esto'», relató a Télam, Saggini, la actriz rosarina que está al frente de la cuenta ‘bye__polar».
«Lo que noté es que hay personas que necesitan red de contención y mi idea, si bien no soy psicóloga ni psiquiatra, fue ayudarlas a que puedan decir que tienen una patología sin sentir vergüenza. Salir del closet de la salud mental se puede», agregó la joven que reside en la ciudad de Buenos Aires hace 13 años, donde también estudia periodismo en Eter.
«El 2% de la población mundial tiene trastorno bipolar. Es mucho», advirtió a Télam el médico especialista en Psiquiatría y jefe del Servicio homónimo del Hospital Rivadavia, Juan Cristóbal Tenconi, quien definió este padecimiento como «una afección caracterizada por la presencia de episodios alternantes del estado del humor, en donde se tienen episodios de mayor o menor depresión y episodios de mayor o menor euforia, exaltación u optimismo extremo», que «se debe en gran medida a componentes genéticos y también a factores ambientales».
Asimismo, el además miembro de Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y expresidente de Asociación de Psiquiatras de Argentina (APSA) explicó que se trata de episodios que están fuera del control de la persona que los padece, por este motivo «es indispensable el tratamiento con fármacos indicados por un/a psiquiatra, para tener una vida plena».
Dentro de los síntomas que se pueden presentar en un episodio depresivo el médico precisó: el estar triste de forma tal que dificulte el día a día, inhibiciones psicomotrices, culpa, autorreproches, dolor moral interno muy profundo, alteraciones en el sueño, alteraciones en la alimentación, ideas suicidas autolesivas y alteraciones en la atención y la memoria.
Además, se presentan síntomas del otro polo: la manía o la hipomanía, que se caracteriza por un ánimo elevado, dispersivo o irritable, por un aumento de hacer cosas que producen placer sin medir las consecuencias, un aumento de las actividades, dificultad para dormir, hablar y pensar muy rápido sin poder hilvanar ideas.
«Para mí ‘ser’ bipolar (padecer trastorno bipolar) es vivir en una montaña rusa, que cuanto más alta es la subida, más fuerte es la bajada», definió la joven.
«Es como que no hay estabilidad, es o muy arriba, hipomanía o manía, o muy abajo, la depresión. No hay un gris y no lo podés controlar, por una cuestión química que no sucede, no es cuestión de voluntad, es medicarse y hacer terapia, un trabajo en conjunto», añadió.
Las señales de alerta de Julia fueron «una depresión muy fuerte, una tristeza muy profunda, como ‘el sinsentido de la vida’, en el que se empieza a perder el querer vivir; y después, todo lo contrario, como que de repente estaba super arriba», recordó.
«Una vez en tratamiento, me di cuenta que eso fue algo que yo repetí a lo largo de toda mi vida y no me daba cuenta porque lo tenía normalizado», apuntó la joven.
Saggini vino sola a vivir a la ciudad, gracias a una beca de estudios, y rápidamente tejió redes de amistades, quienes, junto a sus padres (a la distancia) fueron «pilares fundamentales» que la acompañaron luego de recibir el diagnóstico a finales de 2020, en plena pandemia.
«Mi psiquiatra me dijo que la mayoría de la gente no recibe el diagnóstico como yo y que no se anima a contarlo. Yo soy muy privilegiada, tengo una red de contención super fuerte y, ahí fue cuando pensé ‘tengo que hacer algo con esto’ y lo hago con mucho humor. Hay mucha gente que por ahí sus familias o amigos no lo saben, porque tienen vergüenza», añadió la comunicadora.
En los videos, Julia parodia una llamada a su madre pidiéndole sumas exorbitantes de dinero para pagar la medicación psiquiátrica, por sus elevados costos; también alerta sobre la fantasía de creer en las terapias holísticas como única opción para «curar» problemas de salud mental, frente a lo cual plantea que «hay que entender que hay cuestiones que necesitan de medicación psiquiátrica»; e invita a reflexionar con ironía sobre cómo sería «si se hablara de problemas físicos como se habla de problemas psiquiátricos».
«Creo que hay mucho profesional de la salud influencer en redes que comunica y está buenísimo, de hecho hablo con muchos de ellos y la idea es hacer contenidos en colaboración, pero falta representación del lado de los pacientes», reflexionó al explicar por qué empezó a hacer videos hablando en primera persona.
Al conocer su diagnóstico, la sensación para ella fue «como si -le- hubieran destrabado algo y empezara a ver una peli para atrás».
«Todo cobró sentido, y me dí cuenta que pertenezco a un grupo de personas que viven así, no soy yo sola y no tiene por qué ser una mala experiencia la vida», valoró.
En la actualidad Julia realiza un tratamiento psicoterapéutico y farmacológico indicado por una psiquiatra, y su objetivo es «llevar adelante una patología psiquiátrica como quien lleva cualquier otro tipo de patología», destacó.
«A nadie le da vergüenza decir que tiene algo en la tiroides y que toma una medicación. Da miedo el prejuicio, pero lo empecé a decir, y hasta ahora ninguna reacción fue negativa», aseguró.
No obstante, la joven actriz, remarcó que «hay mucha ignorancia» sobre la salud mental porque «no se habla del tema» y que «muchas veces» escuchó decir la palabra bipolar «como un insulto, peyorativamente». Asimismo, afirmó que «hay mucha violencia mediática», donde se refieren a lo bipolar «como algo inhabilitante».
En el mismo sentido, el médico reafirmó que «en la salud mental hay mucho estigma y es un severo problema», y aseguró: «Tener trastorno bipolar no inhabilita a nada».
Con sus videos, la joven no solo siente que puede ayudar a personas que transitan un diagnóstico de este tipo, sino a sus entornos.
«Mucha gente me escribe agradeciéndome. A la hora de estar con una persona que tiene un padecimiento psiquiátrico es importante acompañar sin dar consejos que el otro no pidió, y preguntar qué necesita, porque se abre un canal de diálogo», resaltó.
En ese sentido, el psiquiatra señaló que es «indispensable» el trabajo con las familias y mencionó la labor de fundaciones como Fubipa (Fundación Bipolares Argentina).
«Sin el apoyo de mi papá y mamá yo no estaría como estoy hoy. Siento que volví a nacer», concluyó Julia y adelantó contenta que en agosto estrenará una obra en la sala porteña Microteatro.