Música

Milena Salamanca instauró en Niceto un poderoso territorio folclórico


Por Sergio Arboyeda

El folclore expresado en música, canto, poesía y danza se erigió anoche en la disco porteña Niceto Club de la mano de la inspirada figura de Milena Salamanca con un logrado recital donde presentó su segundo disco “Milena” y, fundamentalmente, mostró la potencia de una propuesta tan atractiva como personal.

Sintetizar y expresar los legados de una tradición a través de diversas disciplinas y desde allí construir un discurso actual, propio y coherente siendo mujer y artista independiente son atributos difíciles de alcanzar pero que la joven Salamanca esparció con energía y naturalidad para fundar un espacio de cultura nativa en un ámbito naturalmente urbano y rockero.

Heredera de una familia ligada al mundo folclórico pero con un recorrido como bailarina, con dos discos (el primero «K’arallanta», de 2016), mucho escenario y varios festivales, Milena plasmó en su regreso a la escena porteña después de cinco años un espectáculo contundente capaz de definir el carácter de su arriesgada impronta.

La muchacha platense cantó, tocó el bombo legüero y el sikus y también se sumó a algunas coreografías a cargo de una plástica pareja de baile para visitar el repertorio de “Milena” (una placa publicada en 2020, en plena pandemia, y que por ello no había tenido su función de lanzamiento en vivo) junto a una banda impecable y con la notable participación de Nadia Larcher como invitada.

Ese mundo expresivo que Salamanca encarna con encendido talento como cantante, compositora y bailarina podría enmarañarse en un híbrido autoreferencial pero ella junto un capacitado elenco logró utilizarlo como paisaje sobre el que referir a amores, dolores, testimonios y memorias.

Pasados 15 minutos de las 21 y tras una interesante introducción musical a cargo del joven tucumano radicado en Mar del Plata Esteban Lazarte (en la que destacó la chacarera “Reverdecer”, con texto de Lucas López), Milena –ataviada con un elegante vestido largo- se presentó cantando en quechua «Jacha Uru» (acompañándose del sikus) y el huayno “Valicha” (a la vez que ejecutaba el bombo legüero).

Tras esa declaración de principios y sostenida musicalmente por Pablo Vignati (batería), Benja Labriola (guitarra y voz), Coti Salamanca (violín y voz), Bruno Fitte (flauta traversa y guitarra), Fede Macchi (piano y acordeón) y Grisel Delavault (bajo y voz), entregó casi dos horas de folclore en tiempo presente.

Con el objetivo de repasar el cancionero del disco con su nombre que le produjo Raly Barrionuevo, Salamanca interpretó las obras propias con las que se lanzó como autora (entre ellas «Otoño crepuscular», “Fénix en primavera”, «Solsticio de verano» y la certera “Mi gobierno”).

“Soy un desierto en el pueblo de malos gobiernos/Que sienten veneno sin despedir/Soy un destello en el tiempo que busca ser preso/De luchas constantes sin descubrir”, entonó en el candombe “Mi gobierno”, creación que, dijo, “compuse en Esquel el día después de que encontraron el cuerpo de Santiago Maldonado y entre ese suceso y las micro-violencias que soportamos, necesité un desahogo”.

La puesta en escena tuvo varios lucidos y sutiles aportes danzantes de Soledad Mangia y Eduardo Virasoro (pareja ganadora del Pre Cosquín 2022 en la categoría baile estilizado) y una gran participación de Nadia Larcher a quien introdujo diciendo que la invitó “desde la pura admiración y con ese amor de cantora a cantora”.

Juntas asumieron una impactante versión vocal a dúo del bello «Del mismo río», de Pablo Rozas, que la catamarqueña y cantante de Don Olimpio dedicó a “los ríos de nuestra Argentina que cuidemos siempre” antes de que Milena le cediera el lugar y su conjunto para la zamba «La de los humildes», de la dupla Armando Tejada Gómez-Oscar Matus.

Así como esa huella histórica fue retomada por Milena para poner a bailar a la audiencia con chacareras como “Volveré a Salavina” (Peteco Carabajal), “Corazón de lechiguana” (Onofre Paz-Marcelo Ferreyra) y “Amor en las trincheras” (Carlos Carabajal-Vicky Castiñeira) o para una antológica visita a «Como flor de campo» (Raúl Carnota) que compartió con el baterista Vignati puesto a tocar la guitarra, el territorio planteado también fue fértil para nuevas composiciones.

“Pal tiempo del carnaval», del citado Lazarte; “Florcita del monte”, de Javi Caminos-José Ramón Piedra Núñez; “Caracol del destino”, del pianista Macchi; y hasta el estreno de “Nueva esperanza”, otra pieza destinada al tercer álbum en ciernes que también promete una versión en estudio de “Jacha Uru”, fueron parte de esos aportes recientes.

La velada que incluyó la muy interesante pieza “Con toda palabra” (Lhasa de Sela, Vincent Ségal y Yves Desrosiers) que Barrionuevo le instó a incluir en “Milena”, tuvo un cierre festivo con “Alma de rezabaile”, clásico del trovador santiagueño que la audiencia celebró haciendo una ronda gigante de chacarera.

Crédito foto portada: Ferrari Raúl