La actriz Vanesa González, encabeza en el Teatro El Extranjero el unipersonal «Enero», basado en la novela debut de Sara Gallardo que además fue la primera ficción argentina que hace referencia explícita al aborto, definió a la pieza como un fresco «sobre el amor adolescente frustrado y desposeído».
«El tema del aborto aparece de un modo paralelo a la historia de ese despertar sexual tan esperado y que deviene en un doble desamparo como mujer cuando ese cuerpo todo disponible es atacado», reflexionó González a Télam sobre la obra adaptada y dirigida por Analía Fedra («Antártida», «La casa del triciclo», «El último territorio, «Chiquito»).
Publicada en 1958, la novela emblemática de Gallardo cuenta la historia de Nefer, narrada desde la perspectiva de su protagonista, una adolescente que vive en el campo y es víctima de una violación.
En medio de una reivindicación de la obra literaria de la autora fallecida en 1988 y 64 años después, ese texto desembarcó en forma de obra de teatro en la sala sita en Valentín Gómez 3378, interpretada crudamente por la intérprete que actualmente también protagoniza «Jauría», la versión local de la pieza de teatro documental sobre la violación en mandada en España.
«Sara es una autora muy querida -apuntó González después del estreno- yo desconocía que eso sucedía con ella y su literatura, entonces la gente tiene mucho deseo por oír lo que ella escribe y es muy poderosa su poesía».
– ¿Cuándo apareció este proyecto?
– La propuesta me llegó hace dos años por parte de Analía Fedra, que me llamó, me contó sobre el material y me lo pasó. Es una reconstrucción de textos de la novela «Enero» bellísima, muy conmovedora. Yo conocía a Sara pero no había leído nada de ella y cuando leí la novela me fascinó. Después empezamos a trabajar el material, estuvimos mucho tiempo viendo cómo organizarlo.
– ¿Qué fue lo primero que pensaste cuando entraste en contacto con el material?
– Me pregunté cómo perno se hacía eso (risas) porque es un texto literario y poético. Sara Gallardo tiene una capacidad de ligar todo lo que podría estar relacionado a lo sentimental a una imagen de zoom o lupa muy interesante que lo saca del lugar emocional y lo transforma en algo impresionista. Entonces ves cómo la historia de esta adolescente se traduce a su vínculo con la naturaleza, a estas imágenes que por momentos son poesía y por momentos son impresionistas.
– ¿Cómo fue el trabajo para encontrar el tono a tu interpretación de Nefer en un texto tan crudo?
– Nosotras veníamos leyendo mucho, siempre estaba ese misterio de qué iba a pasar cuando le pusiera el cuerpo. Yo confío mucho en ese momento porque me parece que es donde aparece todo, uno puede premeditar un montón de cosas, imaginarlas, plantearlas, pero cuando ponés el cuerpo hay cosas que no funcionan y otras que empiezan a aparecer. Al principio estaba muy trabada, me costaba mucho incorporar la letra, hasta que la incorporé de un modo que me permitió decir «me lo se de forma inherente». Y las dos últimas semanas fueron las más potentes, hubo algo que se destrabó. Fue un trabajo muy difícil, me costó mucho pero sabía que era un desafío que me excitaba.
– Además es tu primer unipersonal…
– En muchos trabajos me ha tocado tener muchos momentos de hablar al público pero siempre con compañeres. Esta es la primera vez que lo hago sola y recién recuperé la respiración después del estreno del pánico que tenía, no podía pensar en otra cosa, estaba con una neurosis durísima porque, al miedo a la soledad que ya tenemos en la vida, se sumó el miedo a estar sola arriba del escenario.
– Estás interpretando en «Jauría» a una víctima de violación, hace poco filmaste una película sobre la trata de personas y ahora protagonizás una obra que aborda el aborto, ¿Es una búsqueda personal hablar sobre estos temas?
– A veces llegan cosas que no me gustan tanto pero me dan bienestar económico, otras veces podés elegir, decir «voy a estar ajustadísima pero haciendo solo cosas que me gusten». Creo que por un lado es una coincidencia que me lleguen las propuestas que me llegan, pero también tiene que ver con las decisiones que uno toma. Hay algo mío que evidentemente está en un proceso en el que quiero ir hacia ahí, me interesa hablar de esto, me pasan cosas con eso que aparece y también me gusta mucho actuar, me hace feliz y si encima hablo de algo que me gusta y me interesa, más todavía. En este caso, me sucede que el tema del aborto aparece de un modo paralelo a la historia porque yo creo que el protagonista de la obra es el amor adolescente, frustrado, desposeído, desesperado. Pero sí, es la primera novela de Sara Gallardo y la primera novela argentina que dice la palabra aborto. Es muy emblemática.
– ¿Cómo te sentiste una vez que estrenaste y te encontraste con el público?
– Sentí mucha calidez, Sara es una autora muy querida. Yo desconocía que eso sucedía con ella y su literatura, pero la gente tiene mucho deseo por oír lo que ella escribe y es muy poderosa su poesía. Y en la función me conmovió mucho sentir ese romance.
– ¿Cómo es estrenar teatro independiente en este contexto del país?
– Es mucho trabajo porque todo depende del grupo que lo lleva adelante, pero también es un placer enorme porque a pesar de la situación económica de país, hay una estructura muy sólida de público que consume teatro independiente, de obras, de espacios que quieren obras para presentar y que cada vez los actores elegimos más esos espacios para experimentar, para contar, desarrollar nuestros instrumentos. A veces hay otro tipo de teatro que ofrece cosas buenísimas con salida laboral u otras propuestas económicas, pero a veces es un material que te deja en un lugar conocido o que te hace sentir contradicciones y decís «¿otra vez hacer esto?» y en mi caso no quiero dejar de pelearme con eso, me gusta sentir que quiero desprenderme de lo que ya conozco. A veces puedo y a veces no porque también está la necesidad dando vueltas.
Las funciones son los domingos a las 20 horas.