Tras un silencio obligado de tres años por la pandemia de coronavirus, Lollapalooza Argentina finalmente regresó este viernes con una primera jornada, en el Hipódromo de San Isidro, de marcado predominio de ritmos urbanos en su grilla, pero que sin embargo encontró en la diva pop Miley Cyrus a su gran reina.
Es que no caben dudas que Wos volvió a brillar con su impactante set, que Duki concentró a una multitud en su presentación, que el neoyorquino A$ap Rocky desplegó un incendiario rap y que Bizarrap puso a bailar a la multitud en el cierre de la noche con sus grandes hits viralizados.
Pero fue la gran estrella desde sus tiempos de chica Disney quien superó las amplias expectativas con un show que cautivó a la multitud que colmó el predio y la confirmó como una moderna diva de la canción.
Miley Cyrus honró la tradición musical de su país con su pop bailable atravesado por el rock, el country y el gospel, entre otros estilos; pero además lo hizo con un avasallante manejo del escenario, absoluta naturalidad y sin demagogias.
Por su show pasaron revisitas a Pixies con «Where is my mind?», a Blondie con «Heart of glass», a Cher con «Bang Bang (My baby shot me down) y a Dolly Parton con «Jolene»; y sus propios clásicos como «Plastic heart», «Midnight sky» o «Wrecking ball», entre tantos.
Y también hubo algunos mensajes altruistas como su alegato por «luchar por aquello que se cree justo» aunque «siempre en paz y desde el amor y el entendimiento»; o lucir orgullosa la bandera de colores que simboliza la diversidad sexual que le arrojaron desde el público.
De esa manera, Miley Cyrus sobresalió en una jornada que, aunque tuvo sus excepciones con los rockeros Airbag y los punk pop A Day To Remember, tuvo un gran predominio de los ritmos urbanos.
Por Hernani Natale