Salud y bienestar

Encontrar un sano equilibrio entre lo que les gusta y les hace bien a los chicos


Por la Lic. Araceli Vallone, nutricionista especialista en obesidad (MN 9739). @lic.aracelivallone

Comienzan las clases y el tema de las viandas preocupa a algunas familias. El primer consejo es organizar la semana. Tener el menú armado de antemano puede facilitar mucho la rutina ya que, adelantamos un paso, como también el traslado de esos alimentos que deben estar fríos hasta el momento que se consumen.

Otra opción es, según lo que se prepare a la noche en casa, cocinar una porción adicional para guardar directamente en el freezer. De esa manera, tenemos viandas con distintas preparaciones listas para comer.

¿Cómo armar correctamente una vianda? Para que la comida sea nutricionalmente equilibrada tiene que tener los tres macronutrientes: hidratos de carbono, proteínas y grasas saludables.

Los hidratos son necesarios para aportar la glucosa necesaria para el cerebro que va a estar aprendiendo nuevos conceptos, es el combustible que requiere para su funcionamiento. Las proteínas son necesarias porque los chicos están en etapa activa de crecimiento, actúan como ladrillos permitiendo el crecimiento de las estructuras y las grasas cumplen la función de aporte energético y participan en el correcto funcionamiento del sistema nervioso.

Algunos ejemplos para armar la vianda pueden ser:

  • Milanesitas de pollo con buñuelos de acelga.
  • Fideos con brócoli y queso.
  • Sándwich de carne cortada bien finita con lechuga y tomate.
  • Hamburguesas de garbanzos con milanesitas de calabaza y queso.

Es importante agregar una fruta que la pueden comer cuando terminan el almuerzo o pueden utilizarla como colación más tarde, como una banana chica, manzana, pera, durazno, uvas, etc, cortadas en trozos pequeños y guardadas en un recipiente que puedan abrir con facilidad.

Debemos contemplar que los alimentos que integren estas viandas sean del agrado de los chicos, por lo tanto, es mejor que sean alimentos que ya consumen en casa en forma habitual. Tratar de que incorporen nuevos sabores en el colegio no es la mejor opción porque si deciden no comer su almuerzo van a tener hambre y terminan picoteado galletitas que les conviden.

Cabe destacar que en la vianda se pone la porción que come el niño, no es necesario poner demasiada comida ya que luego de los 4-5 años las personas empiezan a comer de más sólo porque la comida está frente a sus ojos dejando atrás la capacidad de regular el sentido de hambre – saciedad.

Para colaciones podemos utilizar: Frutas cortadas, frutas secas, galletitas de avena caseras, ocasionalmente turrón o barrita de cereal. Las galletitas o alfajores, como ejemplos de alimentos más procesados, se pueden enviar porcionados para lograr una porción controlada y que sean de consumo más esporádico o alguna situación especial. Recordemos que son chicos y si bien cada familia decide qué mandarles para comer, para ellos es muy importante ese momento de sacar de la vianda lo que llevaron para comer y se sienten pares.

Desde mi criterio profesional creo posible hablar en la merienda y cena la importancia de incorporar alimentos que les den todos los nutrientes que necesitan y encontrar un sano equilibrio entre lo que les gusta y les hace bien.