Hoy en día, entre 400 a 600 millones de personas en todo el mundo padecen algún tipo de alergia. Según datos de OMS, debido al aumento de la polución ambiental y de los cambios en el estilo de vida, se estima que para el año 2050, la mitad de la población mundial padecerá de alguna alergia. Se calcula que cerca de 300 millones de personas tienen asma y, de ellas, el 80% sufren de rinitis, siendo estas dos de las patologías más prevalentes.
Solemos asociar las alergias a la primavera, principalmente por el aumento del polen, los ácaros del polvo, los hongos de la humedad y los epitelios de animales, pero el verano, también presenta dificultades. Se las conoce como “alergias estacionales” y los árboles, el césped, el sol, algunos alimentos que solemos consumir en verano y muchas veces el cloro de las piletas, suelen ser los responsables. Quienes más las padecen son los alérgicos, los asmáticos y personas con problemas respiratorias. Estas patologías suelen ser hereditarias, por lo cual, si los padres o hermanos presentan estas susceptibilidades del sistema inmune, las probabilidades de padecerlas aumentan.
El verano y sus consecuencias
Esta etapa del año suele estar asociada al disfrute y al descanso, pero las alergias no se toman vacaciones. Suelen durar todo el tiempo que se está expuesto al alérgeno y en el verano pasamos largos períodos al aire libre, en contacto con posibles factores desencadenantes (pasto, plantas, polvo, etc.) y en piletas llenas de cloro, que puede provocar irritación en las vías respiratorias, los ojos y la piel cuando su concentración supera los límites recomendables.
Por otro lado, con la llegada de las altas temperaturas, disminuye la ventilación de los ambientes, y se incrementa el uso de soluciones de climatización tanto en oficinas como en hoteles, cabañas, restaurantes e incluso en casa. En este sentido, es importante destacar que los sistemas de refrigeración mueven el aire pero no lo purifican –salvo excepciones-, lo que genera las condiciones propicias para la proliferación de ácaros. Por otra parte, la condensación de agua que se genera dentro de los conductos, sirve como reservorio para la propagación de bacterias y hongos. Todos disparadores de cuadros alérgicos.
“Es primordial mantener la limpieza de los ductos y filtros del aire acondicionado de forma regular con el fin de evitar el desarrollo de microorganismos u otros contaminantes que se acumulan en los ambientes y pueden generar malestares en las personas”, comenta al respecto Ignacio Novelli, CEO de Casiba.
En este sentido, existen en el mercado soluciones que permiten la filtración eficiente del aire a partir del uso de un sistema de filtrado en varias etapas que retienen el 99,99% de los contaminantes como partículas nocivas, bacterias y virus –por ejemplo el del covid-19-, que muchas veces entran en nuestro cuerpo cuando inhalamos.
Aunque la contaminación atmosférica afecta a la salud de las personas y existen numerosos estudios científicos que demuestran una relación directa entre la polución y la salud, hoy en día hay diversas propuestas que contribuyen a mejorar la calidad de vida a partir de limpiar el aire y reducir la concentración de agentes orgánicos volátiles en una concentración elevada.
Al respecto, Novelli concluyó: “Es crucial que las personas tomen conciencia de la importancia de la calidad del aire que respiramos así como de la necesidad de ser factores de cambio en lo que se refiere a mantener los ambientes que habitamos libre de contaminantes».
Fuente: Casiba