Entretenimiento

La nueva apuesta que llega al prime time de la tele: «El Gran Juego de la Oca»

Joaquín «Pollo» Álvarez y Daniela «la Chepi» Viaggiamari debutan en el prime time de eltrece (Canal 3 en Rosario) conduciendo desde el próximo lunes a las 21 «El Gran Juego de la Oca», formato con auge en la televisión italiana y española de los noventa que llega para incrementar la oferta de entretenimiento en la TV de aire.

El game show, producido por Kuarzo, tuvo un recordado paso por Argentina a mediados de los 90 también por eltrece, que emitía la versión española que conducía Emilio Aragón. La edición local del programa durará una hora e irá de lunes a viernes para conformar, junto con el envío de preguntas y respuestas «Los 8 Escalones del Millón» y la telenovela de Polka «La 1-5/18», un bloque fuerte que plante cara al competitivo horario central de Telefe, líder en ese segmento.

«El Gran Juego de la Oca» emula al clásico juego de mesa y dispondrá de una escenografía gigante con forma de tablero en el que cuatro participantes se medirán por grandes sumas de dinero a través de variados desafíos que los conductores del ciclo, en diálogo con Télam, definieron como «extremos» en la mayoría de los casos.

—¿Cómo es la mecánica del juego?

—»Pollo» Álvarez: Prácticamente es como el juego de mesa, con 63 casilleros en los que los conductores somos miniaturas porque la escenografía es enorme, hay una producción que va a sorprender porque el juego es muy grande. Y hay cuatro participantes que van tirando los dados, sometiéndose a juegos muy buenos y extremos. El primero que llegue al casillero 63 gana un montón de dinero.

—»La Chepi»: Cada participante tiene un color y van avanzando en los casilleros, que tienen un juego distinto. Arrancan con un dinero determinado y van apostando. Las reglas son fáciles, pero los juegos son difíciles.

—¿Son cuatro competidores distintos por cada programa?

—PA: Cuatro por cada partida, dependiendo de lo que demoren en llegar. Puede ser en uno o dos programas, depende de los dados y si avanzan o retroceden por los juegos.

—¿Cuál juego es el que más te gustó?

—LC: Son todos bastante complejos y extremos. Hay uno de preguntas en el que los participantes están en una especie de pecera y si responden mal, se llena de espuma. Cuando pierden, se abre una compuerta abajo y caen a una pileta. Después tienen que buscar entre la espuma los huevos de la oca y llevarlos a un nido. Me impresionaba mucho cuando caían: se dan unos palazos tremendos.

—¿De qué se trata la división de los juegos en zonas como aire, barro, piso, agua y fuego?

—PA: Por ejemplo, en uno de aire hay que, en un tiempo determinado, cruzar un puente a 15 metros de altura. U otro en el que si responden mal, explota el vidrio en el que están parados y caen. Hay muchos efectos especiales. Después, hay juegos en piletas con barro o agua.

—O sea que los participantes deben ser jóvenes o con buen estado físico.

—LC: Había pibas de 18 años y también gente de cincuentipico, pero con estado físico envidiable; la mayoría entrena. Igualmente, incluso los que mejor estaban terminaban liquidados. Tenían que tirar de una soga en una pileta repleta de barro, por ejemplo.

—¿Cuántos programas van a ser y cuánta plata ganan los participantes?

—PA: Dura tres meses de aire, son 66 programas. Ya se grabó todo. Los premios no tienen un valor exacto: es lo que vayan ganando o perdiendo a lo largo del juego, pero se llevan mucho dinero. No todos ganan la misma cantidad porque depende de cuánto apostaron: ante cada juego, dependiendo de la confianza que se tengan, apuestan lo que les parece.

—¿Cómo se llevaron entre ustedes en la conducción?

—LC: Increíblemente bien. A él lo conocía por una nota que me había hecho y me había parecido buena onda, pero no sabía bien porque los conductores siempre son buena onda con sus invitados. El primer día que empezamos a trabajar, ya estábamos a la media hora tomando mate y nos hicimos muy amigos. Se hizo muy amigo de mi hija de ocho años. Es muy buen compañero.

—PA: En principio, siento que ella la rompe en la conducción: agarró el prime time sin haber conducido nunca y es muy buena, la gente se va a sorprender. Es una mina de oro, divina. Nos llevamos excelentemente porque hablamos el mismo idioma: somos de barrio, familieros, humildes, estamos locos los dos y nos gusta pasarla bien. Ser muy parecidos hizo que se haga más fácil la grabación y el día a día.

—LC: Tenemos los mismos códigos, la misma relajación para todo y nos gusta la misma música: somos muy tangueros y cumbieros. Además, entre los dos no juntamos tres «S» en una oración, así que somos muy parecidos. Cuando vino un día a la grabación su mujer me dijo «ahora entiendo por qué se llevan tan bien: son iguales». Somos dos boludos que nos divertimos cuando trabajamos. Y cuando eso pasa, deja de ser trabajo. Lo que se ve cuando se prende la cámara sigue siendo lo mismo que se ve afuera de cámara: la misma sonrisa, los mismos chistes y la misma buena onda.

—¿Qué fue lo que les resultó más desafiante y lo que más disfrutaron de la experiencia?

—PA: En mi caso, coinciden: estar en el prime time de eltrece. Es un orgullo por todo lo que vengo trabajando y lograrlo siendo muy joven, a mis 38 años. Tener la obligación de estar en el prime time es una responsabilidad y la acepto y tomo como tal.

—LC: También: conducir el prime time de un canal líder bajo la mirada de Adrián Suar, Pablo Codevila, Martín Kweller y gente que creía que lo iba a hacer bien. No es que sea nueva en televisión, pero estuve en novelas o siendo bailarina; no como conductora. Estar en un programa con un despliegue tremendo en un estudio inmenso, con cantidad de técnicos, me hacía sentir presionada. Porque estar al frente de algo tan grande es una responsabilidad. Por suerte ya se grabó, así que no puedo corregir si algo salió mal. Fue muy difícil afrontar una responsabilidad tan grande y disfruté desde el primer momento en los ensayos hasta el último. Cuando más lo disfruté fue en la última semana porque ya le había agarrado la mano.