Por José Monzón – Télam
Identificada en el pasado como la enfermedad de los pobres, el Chagas sigue siendo una amenaza silenciosa para los habitantes de una vasta región de América Latina, que incluye a la Argentina, donde se estima viven cerca de un millón y medio de personas infectada por el parásito, según cálculos de la Organización Mundial de a Salud (OMS).
El Chagas no tiene la visibilidad pública de otras enfermedades que afectan a los sectores urbanos, pero mantiene latente la preocupación y ocupación de las autoridades, del mundo científico y algunas ONGs, que reivindican la utilización de las dos leyes nacionales que existen en la materia: la 26.281, de prevención y control de todas las formas de transmisión de la enfermedad; y la 26.279, de pesquisa neonatal.
Ambas se suman a obligaciones internacionales contraídas por el país por tratarse de una enfermedad endémica presente en varias provincias.
La infección se detecta con un análisis de sangre, el cual se realiza, de manera gratuita, en los centros de salud y hospitales. Dentro de los principales modos de transmisión figuran el de persona gestante a hijo durante el embarazo o el parto y la transmisión vectorial a través del insecto conocido como «vinchuca» o «chinche», cuando están infectadas con el parásito Trypanosoma cruzi (T.cruzi).
La enfermedad de Chagas es endémica en 21 países de las Américas, desde el sur de los Estados Unidos hasta Argentina y Chile, no obstante lo cual, los flujos migratorios permitieron su expansión a zonas donde antes era desconocida, como otras regiones de Estados Unidos, Europa, Canadá, Japón y Australia.
En Argentina, las provincias que certificaron la eliminación de la transmisión vectorial por Triatoma infestans (la principal especie de vinchuca de Argentina) son Río Negro, Misiones, Neuquén, La Pampa, Entre Ríos, Jujuy, Santa Fe, San Luis, Tucumán, Corrientes, en tanto que las provincias a certificar son Mendoza, San Juan, Catamarca, La Rioja, Córdoba, Salta, Chaco, Santiago del Estero y Formosa.
La enfermedad debe su nombre al médico brasileño Carlos Chagas, que en 1909 realizó el primer diagnóstico de la enfermedad, un trabajo que fue profundizado por el sanitarista argentino Salvador Mazza, quien trabajó e investigó en forma incansable en las regiones más pobres del noroeste.
El Ministerio de Salud de la Nación define al Chagas como una infección causada por un parásito llamado Trypanosoma cruzi (T. cruzi), que generalmente no presenta síntomas y sólo 3 de cada 10 personas infectadas desarrollan la enfermedad. En estos casos, puede afectar el corazón o el sistema digestivo.
Asegura además que el Chagas se puede prevenir, tratar y curar si se detecta a tiempo, y además no se transmite a través de la lactancia, ni por convivir, besar, abrazar o tener relaciones sexuales con personas que tienen la enfermedad.
«Argentina sancionó en 2007 la ley que dictamina como obligatoria la realización y notificación de pruebas diagnósticas para todas las mujeres embarazadas, recién nacidos de madres con Chagas y sus otros hijos, así como también el control de las donaciones de sangre y órganos», explicó a Télam Andrea Gómez Bravo, representante de la Fundación Mundo Sano, la principal organización no gubernamental dedicada al seguimiento y tratamiento del Chagas y otras enfermedades como el Dengue, el Zika y el Chikunguya.
El trabajo de la fundación, asegura Gómez Bravo, se vincula y se enmarca en las actuales estrategias regionales y mundiales establecidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y contribuye con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas.
«Argentina -explicó- cuenta con importantes institutos de investigación reconocidos regionalmente como son el Instituto Nacional de Parasitología Mario Fatala Chaben y el Instituto de Investigaciones en Ingeniería Genética y Biología Molecular Ingebi-Conicet y en la región es reconocida por tener el laboratorio productor del benznidazol, medicamento indicado para el tratamiento etiológico del Chagas, que cuenta con aprobaciones de agencias regionales de diferentes países y de la FDA de los Estados Unidos».
«A nivel mundial muchas instituciones y organizaciones aportan a la lucha contra la enfermedad desde diferentes enfoques. En la actualidad, los esfuerzos se centran en encontrar herramientas para mejorar el acceso al diagnóstico y tratamiento de la enfermedad con el desarrollo de nuevas técnicas diagnósticas que puedan ser implementadas en terreno, que sean rápidas, seguras y accesibles», dijo Gómez Bravo.
Explicó que los programas de la Fundación en relación al Chagas «están focalizados en la Vigilancia y control entomológico, el mejoramiento sanitario de viviendas rurales con participación comunitaria y el acceso al diagnóstico y tratamiento».
En la actualidad, entre 6 y 8 millones de personas padecen Chagas en el mundo, de las cuales 1,2 millón son mujeres en edad fértil, lo que determina que cada año, 9.000 bebés nazcan con esa enfermedad y la mayoría no acceda al diagnóstico ni al tratamiento.
«Nuestro mayor objetivo es lograr que en 2030 ningún bebé nazca con Chagas, es decir, que el 100 por ciento de las mujeres en edad fértil hayan sido diagnosticadas y tratadas. Para ello llevamos a cabo el programa de vigilancia y control de vectores (vinchucas) con mejoramiento sanitario de viviendas rurales, que incluye acciones de vigilancia y control entomológico y el mejoramiento sanitario de viviendas rurales con participación comunitaria de los habitantes del lugar», dijo Gómez Bravo.
«En las áreas endémicas de Argentina, brindamos la posibilidad de acceder de manera gratuita al diagnóstico del Chagas a través de operativos serológicos in situ, y a todas aquellas personas con resultado positivo les facilitamos la posibilidad de realizar su tratamiento y seguimiento con nuestro personal médico. Y en área no endémica, realizamos la captación de madres con Chagas y sus niños y para brindarles acceso a diagnóstico y tratamiento», aseguró.
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el Chagas es una enfermedad casi 100 por ciento curable si se trata en sus etapas iniciales con los medicamentos: Benznidazol y Nifurtimox. Es endémica en 21 países de las Américas (Sur, Centro y Norte) y afecta a un estimado de 6 millones de personas, con un registro de 30.000 nuevos casos cada año, 12.000 muertes en promedio y 8.000 recién nacidos se infectan durante la gestación.
En el mundo cerca de 28 millones de personas están en riesgo de infección, de 7 a 8 millones están infectados actualmente y 3 millones sufren de enfermedad crónica, en tanto que en las últimas décadas se ha expandido debido a fenómenos migratorios de pacientes infectados desde Latinoamérica. Actualmente hay 300.000 personas infectadas en los EEUU y más de 80.000 en Europa. Cada año son comunicados aproximadamente 56.000 nuevos casos, principalmente niños.