Los médicos consideran al Accidente Cerebro Vascular (ACV) como un «código rojo», es decir que su atención es de «máxima prioridad» ya que cada minuto es clave para evitar daños.
«El ACV es de los llamados en Código Rojo de máxima prioridad, porque es una enfermedad de inicio súbito donde mueren aproximadamente 2.000.000 de neuronas por minuto», señaló Adolfo Savia, médico emergentólogo y presidente del Consejo de Emergencias de la Sociedad Argentina de Medicina.
Savia indicó que «es importante que todos reconozcan los signos de un ACV» ya que es una patología tiempo-dependiente, donde el rápido accionar disminuye la mortalidad y secuelas.
La Federación Argentina de Cardiología (FAC) señala que los principales factores de riesgo son la hipertensión arterial, presente en casi el 80 por ciento de los pacientes que sufren un ACV en la Argentina, el 22 por ciento de los pacientes son diabéticos, el tabaquismo aumenta el riesgo entre un 50 y 70 por ciento, como también el colesterol alto y el alcoholismo.
Pedro Lylyk, neurocirujano, y presidente de la Fundación para el Estudio de las Neurociencias y la Radiología Intervencionista (Feneri) detalló que «el ACV es un evento agudo, brusco, que determina un déficit neurológico cerebral, que puede producirse en cualquier momento del día».
«Un ACV lo puede tener cualquiera a cualquier edad, pero es más frecuente a partir de los 60 años», agregó.
Los signos de un ACV, según el Ministerio de Salud de la Nación, son debilidad o sensación de que se duerme un lado de la cara, un brazo o una pierna, especialmente del mismo lado, dificultad repentina para hablar o comprender lo que se le dice, problemas para caminar, mareos, pérdida de equilibrio, falta de coordinación del cuerpo o dolor de cabeza muy fuerte y repentino.
Para Gabriela Ferretti, médica neuróloga y divulgadora científica de Medihome las personas que son testigos de un ACV cumplen «un rol fundamental».
Así, resaltó que «su respuesta ante lo inesperado es un eslabón crítico en la organización de la logística de atención».
A su vez, Lylyk agregó que el aumentó de el estrés «es mencionado como causa, ya que provoca indirectamente un aumento en la presión arterial, que es la que más incide en los ACV».
En este sentido, Ferretti remarca que el control de los factores de riesgo es «uno de los pilares fundamentales del tratamiento, porque la posibilidad que un ACV isquémico recurra, es muy alta».
Sin embargo, existen casos como el de Ximena donde no se presentan factores de riesgo sino un defecto congénito.