Con la llegada de la primavera proliferan las alergias estacionales, cuyos síntomas pueden llegar a ser confundidos con los provocados por el Covid-19 y en ocasiones convertirse en mucho más que una molestia. Mientras todas las miradas siguen puestas en la pandemia del coronavirus, las alergias estacionales se inscriben en los otros factores que pueden comprometer las vías respiratorias.
Según la médica Raquel Mercedes Rodríguez, de la División Alergia e Inmunología del Hospital de Clínicas porteño, «la alergia estacional, también conocida como polinosis, es la que aparece sólo durante ciertas épocas del año por la exposición a sustancias suspendidas en el aire, como los pólenes».
«Su temporada se extiende desde el inicio de la primavera hasta el final del otoño. Es de presentación frecuente, cercana al 20% en aquellas personas susceptibles de desarrollarla por su predisposición genética (atopía). La alergia estacional puede manifestarse a cualquier edad de la vida, aunque el inicio es más frecuente en la infancia y la adolescencia”, contó la profesional, que es especialista en alergia e inmunología clínica e infantil.
Rodríguez señaló que “la alergia estacional y el Covid-19 pueden causar síntomas similares», aunque «existen algunas diferencias«. En ese sentido, marcó que «en la alergia estacional se presentan principalmente los estornudos, la picazón de la nariz y los ojos, la secreción nasal acuosa y la obstrucción nasal asociada a tos y dificultad para respirar en pacientes con asma bronquial que pueden desencadenarse por la exposición al polen de los árboles o del pasto».
En tanto, en cuanto a la infección con Covid-19, «además puede asociar, pérdida repentina del olfato y/o gusto, dolor de garganta, fiebre, dolores musculares, vómitos y/o diarrea». En cuanto a los factores que desencadenan la alergia, la especialista indicó que “la principal causa es el polen de ciertas plantas que durante la etapa de floración pueden encontrarse en concentraciones muy altas en la atmósfera».
Al ser de tamaño microscópico, los granos de pólenes se transportan con facilidad en el aire, por lo que son respirados por todas las personas y afectan a las que tienen alergias. Las condiciones meteorológicas influyen sobre la cantidad de polen ambiental, siendo mayor en los días soleados, secos y ventosos, mientras que se reduce con la humedad y la lluvia.
Rodríguez alertó que “se observa que el calentamiento global y la polución ambiental (partículas diésel de los vehículos) están provocando que los períodos de polinización de las plantas se inicien antes de lo normal y que éstos sean más prolongados e intensos».
La alergia estacional puede causar rinitis alérgica, que es la inflamación de la mucosa que reviste la nariz, manifestándose con secreción acuosa, estornudos, obstrucción nasal y picazón de nariz, paladar y parte posterior de garganta.
La especialista alertó que «algunas personas pueden asociar además, conjuntivitis alérgica presentando síntomas oculares como picazón de ojos, lagrimeo, congestión ocular e incluso edema de párpados».
En tanto, señaló que «la presencia de tos y sibilancias bronquiales hace sospechar su asociación con el asma alérgico. Cuando estos síntomas se hacen persistentes pueden afectar las actividades diarias, como el rendimiento escolar y laboral, e incluso hay dificultades para dormir».
Otra razón para usar barbijo
En cuanto a la forma de tratar la alergia estacional, explicó que “los pilares del tratamiento consisten en minimizar la exposición a los pólenes y el uso de fármacos para el control de los síntomas» .
«Para los síntomas nasales, el spray con corticoides es lo primero que se indica. La administración diaria durante toda la estación suele ser muy eficaz y bien tolerada. Para los síntomas oculares, contamos con colirios que contienen antihistamínicos. Para los síntomas bronquiales, se reserva el salbutamol y corticoides inhalados», agregó.
Los tratamientos locales pueden combinarse con la administración de antihistamínicos orales de nueva generación como la loratadina, desloratadina, fexofenadina, cetirizina, y levocetirizina, aunque se debe advertir del posible efecto sedante de los mismos».
No obstante, si no se logran controlar los síntomas se indica una vacuna, por vía oral o inyectable, con extracto alergénico (uno o varios pólenes identificados como responsables de la alergia), con cierta regularidad y por un período de 3 a 5 años. «El objetivo es inducir la tolerancia a estos alérgenos y evitar así los síntomas ante posteriores exposiciones, modificando el curso natural de esta enfermedad», explicó.
Una coincidencia con los usos incorporados por la pandemia del corinavirus es el uso de barbijo. “Es importante recalcar el uso obligatorio y correcto del barbijo porque, además de impedir la transmisión de la COVID-19 y de otros patógenos respiratorios, al actuar como una barrera mecánica también evita la entrada de los alérgenos a la vía aérea al quedar retenidos en la capa externa del barbijo”, explicó Rodríguez.
En tanto, señaló que «la vacuna contra la COVID-19 contribuye a reducir las internaciones en pacientes con asma bronquial alérgico que se encuentran incluidos dentro de los grupos de riesgo prioritarios para recibirla”.
Tics para evitar los pólenes
– minimizar las actividades al aire libre en los horarios de 5-10 am y de 19-22 pm
– ducharse después de estar al aire libre y cambiarse la ropa para quitarse el polen adherido
– mantener las ventanas cerradas de casa y ventilar al mediodía
– emplear aire acondicionado o purificador HEPA para filtrar los alérgenos
– no secar la ropa en el exterior
– evitar las actividades de jardinería, como cortar el césped o recostarse sobre éste
– viajar en auto con las ventanillas cerradas y usar aire acondicionado con filtro
– consultar el tiempo meteorológico para prepararse especialmente en los días soleados, secos y ventosos
– seguir la información sobre el recuento de pólenes en la web de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología, para permanecer el mayor tiempo posible en ambientes de interior durante los períodos de máxima polinización
– emplear lentes de sol envolventes y, ante síntomas muy intensos, usar mascarilla facial especial que cubra nariz y boca
– consultar al alergólogo y no automedicarse.