La pandemia por el Covid nos ha trastocado la vida a todos, en mayor o menor medida, y también a quienes tenían planes de agrandar la familia próximamente. Son muchas las dudas que surgen en torno a quedarse embarazada y dar a luz en plena pandemia mundial, así como a la situación económica, por lo que muchas mujeres prefieren postergar el momento para más adelante recurriendo a la vitrificación de óvulos. Se ha duplicado la demanda de este servicio por parte de mujeres que creen que ahora no es el mejor momento para ser madres.
Según explican desde Clínicas EVA han aumentado tanto la demanda de información como de realización del tratamiento de vitrificación de óvulos. O, por decirlo de otra manera, muchas mujeres han pensado que, ante la incertidumbre en relación a una segunda oleada del coronavirus, lo mejor es preservar su maternidad.
¿Qué es la vitrificación de óvulos?
La preservación de la maternidad, en caso femenino, se lleva a cabo mediante la vitrificación de óvulos, un tratamiento que consiste en extraer las células reproductivas, los óvulos si hablamos de la mujer, con el fin de mantenerlos congelados para cuando se desee poder ser fecundados en un laboratorio.
La vitrificación o criopreservación de óvulos es una técnica de reproducción asistida que tiene como objetivo proteger la fertilidad de la mujer a su edad óptima reproductiva, cuando cuenta con más óvulos y de mejor calidad.
La edad más idónea para realizar la vitrificación de óvulos es en la veintena, a partir de los 20 años. La fertilidad comienza a descender a los 27 años, pero es a partir de los 35 años cuándo la reserva ovárica empeora considerablemente.
Consta de dos procesos. El primero es la obtención de ovocitos, que consiste en estimular los ovarios de forma que se desarrollen múltiples folículos, y luego realizar una punción ovárica o folicular para extraer los óvulos.
El segundo es la conservación de dichos óvulos. Se realiza una congelación a velocidades ultrarrápidas y se mantiene sumergido en nitrógeno líquido. Los óvulos vitrificados no se deterioran con el paso del tiempo. Permanecen exactamente en las mismas condiciones que en el momento en el que se congelaron, pudiendo permanecer igual indefinidamente.
Cuando la mujer decide ser madre se descongela el óvulo y se procede a la fertilización in vitro. Se prepara el endometrio, que es la parte del útero que debe acoger a los embriones, y se procede a la transferencia del óvulo fecundado en el útero materno. Las tasas de supervivencia son similares a las de los óvulos frescos y rondan el 90%.
Es un tratamiento muy demandado por mujeres que por diversos motivos desean postergar su maternidad, ya sean personales o médicos: endometriosis, enfermedades autoinmunes, cáncer o con antecedentes familiares de menopausia precoz.
«Congelar el tiempo»
La vitrificación de óvulos es una de las técnicas que luchan contra la infertilidad y que hace posible, a la vez, ciertas certezas sobre la salud del bebé. La congelación de los óvulos permite, a su vez, “congelar el tiempo”.
El estado de los óvulos que se van a emplear en la gestación será el que tenían cuando se criogenizaron a -196 grados, temperatura a la que se guardan, y no en el momento en el que se implantan para formar un embrión. Si esa conservación se ha llevado cuando la mujer tenía 28 años, la edad genética de los óvulos, será esa, 28 años, señalan desde Clínicas Eva.
Los tratamientos de fertilidad se paralizaron al comienzo de la pandemia y se ha retomado poco a poco con la nueva normalidad siendo la vitrificación de óvulos uno de los procesos más demandados. Cuando pase la pandemia, las mujeres se plantearán la maternidad con mayor tranquilidad.
Por Lola Rovati
Fuente: www.bebesymas.com