Insuficiencia cardíaca: una enfermedad que daña la calidad de vida


Falta de aire y retención de líquidos en las piernas son los primeros síntomas. Es fundamental hacer un tratamiento.

Vivimos más pero ¿vivimos mejor? Según datos de Salud de Estados Unidos, que se pueden extrapolar a la Argentina, una de cada cinco personas puede desarrollar una insuficiencia cardíaca (IC). Los médicos sostienen que se debe a los cambios en el estilo de vida, al aumento de la hipertensión, la diabetes y la obesidad, patologías que predisponen al desarrollo de esta enfermedad. En Argentina se calcula que unas 650 mil personas la padecen. La IC se caracteriza por la incapacidad del corazón de mantener el bombeo necesario para irrigar sangre al organismo. Se da mucho más en la tercera edad y las principales causas son: en primer lugar la hipertensión arterial, luego la enfermedad coronaria y en nuestro país el mal de Chagas.

«Con el paso de los años el corazón pierde elasticidad y esto hace que el músculo no bombee el volumen necesario que requieren los tejidos», explicó el especialista Diego Nannini miembro de la Sociedad de Cardiología de Rosario. Los síntomas son la falta de aire y la disnea (ahogo), la retención de líquido o edemas en las piernas, en los tobillos, o en los pies. Hasta puede resultar difícil colocarse el calzado, especialmente si se ha experimentado previamente un problema de corazón. Por esta razón los pacientes pueden aumentar abruptamente de peso. Además, estas personas orinan poco de día y mucho de noche. «No hay que confundirse. Una persona que tiene várices, también tiene edemas en las piernas, pero esto no significa que padezca una insuficiencia cardíaca, como quien viaja en avión y se le hinchan los pies», aclaró Nannini.

A su vez, la IC puede causar acumulación de líquidos en los pulmones. Esto puede dificultar la respiración especialmente cuando se está acostado. Por eso suelen usar varias almohadas y casi dormir sentados para respirar mejor. A medida que la enfermedad va progresando se hacen necesarias internaciones a veces repetidas, y se acorta la expectativa de vida. De hecho, la IC es la primera causa de hospitalización en pacientes de más de 65 años. A su vez, la muerte súbita es 5 veces más frecuente. Sin dudas el sedentario, la mala nutrición y el tabaco, además de la edad avanzada, son factores de riesgo para desarrollar una IC.

Cómo prevenirla

La forma de prevención es ante todo el control de la hipertensión arterial en sus primeras etapas. Para eso, hay que conocer qué presión se tiene. Una persona que no fuma, tiene diabetes pero controlada y colesterol en el nivel adecuado, es muy probable que no tenga enfermedad coronaria y que llegue a la vejez sin insuficiencia cardíaca.

«La enfermedad aparece más frecuentemente en personas mayores porque el 66 por ciento son hipertensos y la enfermedad cardíaca aumenta mucho después de los 70 años», agregó el médico. «No hay que asustar a la gente. Me parece que sí es necesario que cada uno mantenga su presión arterial controlada» subrayó el cardiólogo. Con un electrocardiograma se puede tener un diagnóstico. Y si este es temprano se hace el tratamiento indicado por el médico. Sin dudas se observarán mejoras en la calidad de vida y los pacientes se sentirán mejor y tendrán mayor esperanza de vida. Siempre y cuando disminuyan los riesgos que predisponen al desarrollo de esta enfermedad. La IC se puede tratar con los nuevos betabloqueantes inhibidores de encimas de la conversión, y diuréticos. Un estudio mundial, que incluyó a rosarinos, llamado PARADIGM-HF, en el que participaron 8.442 pacientes con IC, demostró que en valores relativos la medicación previno 1 de cada 5 internaciones o muertes por esta patología. Lo cual abre una importante alternativa para el tratamiento hasta ahora vigente. Es una droga desarrollada por el laboratorio Novartis (sacubitrilo/valsartan). Se administra generalmente en combinación con otros tratamientos para la enfermedad, en lugar de un Inhibidor de la Enzima Convertidora de Angiotensina (Ieca) o de otro Bloqueante de Receptor de Angiotensina (ARA II)

Por María Laura Favarel

Fuente: diario La Capital (Suplemento MAS- Mayo 2016)