Mujeres y el arte

Las mujeres artistas en las vanguardias históricas del siglo XX


Tradicionalmente a las mujeres les ha sido vetado el acceso a las Academias de arte oficiales, la mayoría tuvieron que aprender en escuelas particulares, con lo que su desarrollo artístico estuvo siempre condicionado a su nivel económico familiar. La incorporación de las artistas a los movimientos de vanguardia en el siglo XX se realiza de manera similar a lo ocurrido en el siglo anterior. Solo a las hijas de familias acomodadas les fue posible el acceso de manera independiente a la educación artística. Para el resto de mujeres, pertenecientes a clases medias, el desarrollo de  su actividad artística fue a través de sus relaciones sexuales, como parejas o esposas de otros artistas. Muchas de ellas, se introducen en los círculos artísticos como modelos y, posteriormente, trasformaron sus aficiones artísticas en labor profesional, con el apoyo de sus esposos y amantes, o en muchas ocasiones, a pesar de colaborar con sus esposos o amantes.

Puntualmente tuvieron el reconocimiento a su genialidad y creatividad en sus innovaciones artísticas, participaron en exposiciones y salones, y vendieron sus cuadros, pero pocas han entrado a formar parte de los libros de Historia del arte. La ideología imperante en la vanguardia, aun bajo una pretendida modernidad, margina a la mujer artista en la misma medida que se hiciera en siglos anteriores. La libertad otorgada a la mujer para mostrarse, al ser identificada con la naturaleza, la convierte en el objeto del interés masculino encarnando a nivel sexual las relaciones sociales existentes. El cuerpo de la mujer como sede del placer visual masculino, pone de manifiesto la relación de poder masculino con el control sobre la imagen femenina. Las artistas que a pesar de ello consiguieron progresar, lo hicieron en muchas ocasiones desde una posición seudo-varonil, vistiendo y desenvolviéndose como un hombre en los círculos sociales.

Las numerosas trabas que fueron impuestas a las mujeres en las artes mayores, arquitectura, pintura y escultura, hicieron muy difícil que estas pudieran desempeñar un papel más destacado. Asumieron en la mayoría de los casos una subordinación artística respecto de sus compañeros, intentando a través de temáticas más femeninas, que estaban a su alcance, desarrollar sus actividades artísticas. Quizá precisamente porque no fueron consideradas como artísticas en un sentido intelectual. Fue a través de la fotografía, y la elaboración de textiles y diseños de moda, en los campos en los que las mujeres tuvieron un papel decisivo. En ellos les fue posible desarrollar su creatividad en igualdad de condiciones, o incluso con una mayor libertad creativa que los varones, a los cuales por su formación académica más ortodoxa, les era difícil innovar.

El  desarrollo de la abstracción debe mucho al lenguaje visual derivado de las artes decorativas, sobre todo textiles, las abstracciones geométricas de los diseños de moda fueron asimiladas por la modernidad. La confección textil estaba en manos de mujeres, por lo que se convirtieron en productoras a la vez que portadoras de las vanguardias más rompedoras. Desde finales del siglo XIX, la reivindicación de la reforma del vestido se convirtió en un signo del socialismo. Abandonar los corsés era signo de progresismo. Posteriormente, pasó a verse el vestido como un medio de construir una identidad.

Mujeres como Gabriele Münter, a quien le estuvo vedado el acceso a la Academia, aunque supeditaron su labor creativa a la de sus parejas, tuvieron sin duda gran influencia en las innovaciones introducidas por sus parejas masculinas. Las geometrías de colores puros de Kandinsky, tienen un antecedente en las innovaciones formales que Münter introdujo en sus recreaciones de la pintura bávara tradicional sobre vidrio. De la misma manera que mientras hombres como Kandinsky o Mondrian hacían una abstracción formal en la pintura, en las telas con estampaciones abstractas diseñadas por Vanessa Bell, o Duncan Grant para los Talleres Omega, pueden apreciarse conceptos similares.

Otra de las innovaciones de vanguardia, fue el nuevo tratamiento de los colores a través del simultaneismo del matrimonio Delaunay. El cubismo órfico, tuvo su precedente en la primera obra abstracta realizada por Sonia Delaunay. En esa obra utilizó como soporte el diseño de un cubrecama, lo que la llevó a continuar indagando en las texturas dinámicas de las superficies, y el desarrollo del color, la luz y el ritmo musical en la pintura. Pero el paso definitivo para el desarrollo futuro de esta rama del arte de vanguardia fue cuando, en el verano de 1913, comenzó a diseñar sus propios “vestidos simultáneos”. Reaccionaba así contra la monotonía en las formas de vestir, traduciendo a través de la moda los principios de la abstracción y la modernidad al gran público.

La extensa difusión de estos diseños tuvo gran repercusión en los futuristas, tanto italianos como rusos. El concepto de movimiento que la artista introdujo con sus formas geometrizadas, fue el origen del futurismo. Los artistas futuristas pretendían que el espectador participara del cuadro al representar el movimiento y la velocidad.

Los artistas de vanguardia, a través de sus manifiestos rupturistas con el arte, en un principio abogaron por la igualdad, pero la preeminencia de un culto a la virilidad hizo que evolucionaran hacia un antifeminismo declarado. Algunas mujeres que participaron activamente en el movimiento futurista cono Benedetta Marinetti, han permanecido ocultas sus creaciones, o desprestigiadas, y solo muchos años después han sido reconocidas.

En el expresionismo alemán fue fundamental el grabado y su representante más virtuosa fue una mujer, Käthe Kollwitz. Sin embargo, a pesar de participar con los grupos originarios del movimiento expresionista, El puente y El jinete azul, nunca se llegó a implicar. Sus temáticas difieren de las masculinas, ella trata la maternidad de una manera nueva, desgarrada, nunca acude a la vida nocturna, sino que recrea el mundo interior. Sus grabados expresionistas son los más representativos de la época. Fue la primera mujer académica prusiana, a la que el Kaiser le negó una medalla por subversiva.

El primer movimiento en incorporar a la mujer en igualdad de condiciones fue la vanguardia rusa, en la cual numerosas las artistas participaron. Una igualdad fraguada en los movimientos políticos radicales del siglo XIX, en los que las mujeres participaron sirviendo al pueblo. La incorporación de la modernidad y las mujeres como productoras del nuevo arte se debió en gran parte a la unificación de las bellas artes (arquitectura, pintura y escultura) con las artes aplicadas (textil, cerámica, etc.), medio en el cual las mujeres habían participado activamente y eran referentes artísticos. Una fusión que artistas como Natalia Goncharova realizaron siendo muy influyentes sus innovaciones conceptuales tomando el primitivismo indígena ruso, utilizaron la influencia de la luz en el tratamiento del color. La importancia que dieron al color en la construcción pictórica mujeres como ellas fue fundamental en la vanguardia. Otra innovación importante introdujo Olga Rozanova, suya fue la convicción de que el arte pertenecía al proletariado, y debía reflejar los elementos esenciales de la vida industrial. Fruto de estas ideas el “Manifiesto Productivista” firmado por varias artistas anunciaba “el fin de la pintura” como medio expresivo poniendo el arte al servicio del comercio, los tejidos debían fusionar los aspectos artísticos con los tecnológicos en aras de la producción.

El Movimiento Dadá que se rebeló contra las convenciones artísticas burlándose del artista burgués con acciones provocativas, acogió a muchas mujeres. La mayoría de ellas fueron esposas de artistas, que participaron activamente desde la fundación en 1916 del grupo Cabaret Voltaire el teatro donde se reunieron y realizaron muchas de sus acciones dadaístas. La principal aportación introducida fue la ruptura del estatismo de la pintura. Lo que mujeres pioneras del fotomontaje como Hanna Höch, esposa de otro importante artista como Raoul Hausmann, consiguió con sus experimentos en los que yuxtaponían elementos como las máquinas junto a una modelo elegantemente vestida. Con lo que señalaba la relación del cuerpo idealizado de la mujer con la producción de objetos en serie.

El trabajo con telas permitió a mujeres como Sophie Taeuber-Arp innovar, al liberarse de las tradiciones pictóricas, que los dadaístas tanto habían denostado. Ellas fueron capaces de comunicar la vitalidad de la vida moderna en sus audaces tejidos tipo collage.

Las mujeres aportaron al surrealismo su propia dualidad interior. Como creadoras reaccionaron ante la musa femenina surrealista, que construye una mujer objeto en el que proyectar el deseo erótico varonil. La postura frente a este lenguaje erótico surrealista y los escritos freudianos llevaron a Leonora Carrington a orientarse hacia los temas de alquimia y magia; o a Dorotea Tanning a trasferir esa sexualidad al mundo de los niños y adolescentes. La autoimagen que Frida Kahlo proyecta, deja patente la dualidad entre el ser social femenino y la fuerza del instinto interior que ensalzó el surrealismo. Los conflictos en torno a la sexualidad, intentando reconciliar el papel tradicional de la mujer con sus vidas como artistas, se manifiesta en la introducción (en las obras de la Tanning, la Kahlo y de Meret Oppenheim) de una violencia dirigida contra sí mismas en temas de alumbramientos y maternidad. Una maternidad nada positiva que produjo unas perturbadoras visiones de estas artistas, que participaban de un movimiento en el que se premiaba la inocencia de la mujer niña, atacando así las instituciones familiares. Otras como Tamara de Lempicka pusieron en valor con sus retratos detallistas el tema del lesbianismo, algo que había permanecido clandestinamente como un tabú, la mujer masculina.

No obstante, a pesar de las notables aportaciones artísticas de las mujeres al desarrollo del arte de vanguardia y a la construcción de una imagen moderna de la mujer, la realidad de esta imagen está muy lejos de la vida cotidiana de las mujeres trabajadoras. Una imagen forjada para unas pocas privilegiadas ricas, que ha sido filtrada a través de la publicidad como fomento del consumo. Mientras ellas han permanecido ocultas, sin ser consideradas en los registros de la historia. Una historia que hasta hace muy pocos años han escrito exclusivamente hombres.

Por Mª ANGELES PÉREZ MARTIN

Fuente: www.losojosdehipatia.com.es