Es sabido que en siglos pasados los matrimonios entre la realeza y los nobles eran arreglados por sus familias a veces incluso antes del nacimiento. Eso generaba mucha infelicidad y a veces abusos por parte de los varones, en general mucho mayores que las mujeres. En el siglo XVIII una mujer noble que vivía en Italia como cosmetóloga ayudaba a las mujeres a cometer “crímenes perfectos” valiéndose de “Aqcua Tofana”, una especie de veneno cuya composición no se conoce bien ni siquiera en la actualidad.
Era insípido, inodoro y transparente, así que pasaba desapercibido. Su efecto podía ser regulado por quien lo administraba, permitiéndole calcular el momento de la muerte a una semana, un mes y hasta un año vista, y no dejaba trazos en el cuerpo de la víctima.
La historia del misterioso líquido que atemorizaba a Europa y contaba que más de 600 hombres habían muerto bajo sus efectos en manos de sus esposas antes de que el secreto fuera revelado.
La versión más conocida asegura que Aqua Tofana era la creación de una noble italiana llamada Giulia Tofana, quien vivió durante la primera mitad del siglo XVII. Se dedicaba a producir cosméticos hechos a mano, entre ellos ese producto para mujeres que tenían un problema más serio que imperfecciones en sus rostros.
Según sus contemporáneos, el Aqua Tofana se vendía disfrazada de «Maná de San Nicolás de Bari», un aceite curativo que supuestamente goteaba milagrosamente de los huesos del santo, y que no era raro encontrar en las casas de la época.
Como relató la revista «Chambers’s Journal» en 1890, unas pocas gotas bastaban para terminar con la vida del más fuerte de los hombres. Administrado en vino o té o algún otro líquido por el traidor halagador, producía un efecto apenas perceptible; el marido se ponía un poco de mal humor, se sentía débil y lánguido, tan poco indispuesto que apenas llamaría a un médico. Después de la segunda dosis de veneno, esta debilidad y languidez se hacían más pronunciadas.
El médico se quedaría completamente perplejo al ver que la dolencia aparentemente simple no se rendía a sus medicinas, y mientras aún no sabía cuál era su naturaleza, se le daban otras dosis, hasta que finalmente la muerte reclamaba a la víctima.
La historia
Al parecer, Giulia Tofana les suministró esa venenosa sustancia a cientos de mujeres italianas hasta que una de ellas se acobardó antes de darle un plato de sopa envenenada a su marido y terminó revelando todo lo que tantas habían callado.
Algunas versiones aseguran que Giulia Tofana operaba en Sicilia en la década de 1630; otras sitúan la historia mucho después o en otros lugares: en Palermo, Nápoles y Roma. A veces se cuenta que fue ella quien inventó la poción. Otras que la heredó de su madre.
No se conoce la receta de tan efectivo elixir, aunque casi todas las fuentes mencionan arsénico.
Hay fuentes que dicen que Tofana murió de causas naturales en 1651, otras que encontró refugio en un convento y vivió allí durante muchos años, sin dejar de hacer su veneno y dispensarlo a través de una red de monjas y clérigos. Varios afirman que fue capturada, torturada y ejecutada, aunque difieren en cuanto a si su muerte ocurrió en 1659, 1709 o 1730.
Fuente: BBC Mundo