La respuesta a la pregunta del título es: “Sí; según nos indican diferentes estudios científicos, ciertos hábitos alimenticios que aporten macronutrientes y micronutrientes específicos pueden mejorar las posibilidades de que una mujer se quede embarazada, conseguir una evolución fetal más segura durante la gestación y disminuir las posibilidades de un aborto espontáneo”, expresa la Dra. Carmen Sala Salmerón. La profesional es especialista en calidad de vida de la mujer, además de tocoginecóloga y experta en suelo pélvico de la Clínica Gine-3 de la ciudad Condal. Opina que sería fundamental que siempre se establecieran para un buen embarazo tres condiciones previas en esa etapa preconcepcional, todavía más si la relación de pareja se produce en una primavera florida y soleada: “Bienestar, amor y deseo sexual”.
Bajo este influjo de riqueza hormonal, la doctora Carmen Sala Salmerón, mujer antes que obstetra y ginecóloga, madre de dos jóvenes médicos ginecólogos, Ariel y David, compañera vital del cirujano Carlos Amselem Amselem, abuela de Carlota, animalista de corazón… y de cartera, divulgadora y comunicadora de EFE salud, nos ofrece un breve resumen de aquellos alimentos que benefician la fertilidad, también en los casos de fecundación in vitro; nutrientes que redundarán en un fructífero desarrollo fetal y en una salud de hierro del bebé.
Lista de alimentos con el foco puesto en la fertilidad
El ácido fólico, que de forma sustancial lo encontramos en las verduras de hoja verde como la lechuga, las acelgas o las espinacas, que entre otras cosas previene los daños en el tubo neural, origen de la espina bífida, aumenta la calidad de las células germinales, es decir, los ovocitos.
La vitamina D, que ayuda a la absorción del calcio, fundamental para los huesos, los músculos el sistema nervioso y el inmunológico, también disminuye un 2,5% el riesgo de abortos durante el primer trimestre del embarazo al mejorar sistemáticamente el ovario, el endometrio y la placenta, favoreciendo la correcta implantación del embrión en el útero.
- A la exposición solar diaria habría que sumar la yema del huevo, los pescados azules, el yogur, el queso o los frutos secos.
Los hidratos de carbono procedentes, por ejemplo, del pan o la pasta elaborados con harina integral, las lentejas, los garbanzos, la calabaza o los guisantes, estimulan la fertilidad con hierro y vitamina B.
“Son importantísimos para aquellas mujeres que padezcan hiperinsulinemia, diabetes tipo 2 o síndrome de ovario poliquístico”, dice.
“Niveles adecuados de ácidos grasos omega-3 contribuyen a mantener la ovulación y a la implantación del embrión. “No solo aumentan la tasa de embarazos, sino la tasa de recién nacidos y, además, influye en el mejor desarrollo del cerebro humano”, destaca.
- Sardinas, salmón, coliflor, coles de bruselas, nueces y semillas de soja son también una buena recomendación preconcepcional.
Los probióticos han demostrado corregir las alteraciones de la población del microbioma vaginal, causante a su vez de ciertos desajustes en el microbioma uterino, una situación que puede afectar a la implantación del embrión. La bacteria lactobacillus, primordial, además, en la flora intestinal, debe ser dominante en estas áreas del cuerpo reproductivo de la mujer.
Según avanza la edad de la mujer se reduce su porcentaje de fertilidad, por lo que es prioritario establecer en la dieta una alimentación sana, variada y equilibrada, rica en fruta, que ayude a su sistema reproductor a no deteriorarse más de lo natural, como así acontece cuando bebemos alcohol, nos excedemos con el café o nuestro cuerpo se convierte en un contenedor de grasas saturadas.
Para la doctora Carmen Sala es la primavera radiante, que la sangre altera, la propiciadora de la gran aventura reproductiva: “Con el sol la mujer segrega más hormona melatonina activando el crecimiento del folículo ovárico. Este tipo de estrés estacional también incrementa la producción de cortisol, facilitando la obtención de energía, y aumenta los niveles de hormona tiroidea, ayudando a la ovulación… Todas estas hormonas son las responsables de un buen estado de ánimo, ya que se vienen arriba tanto la serotonina como la oxitocina, determinantes en las relaciones de pareja. Además, los espermatozoides en primavera mejoran su cantidad, su concentración y su movilidad; a lo que habría que añadir el aumento del estradiol, responsable de las características sexuales de la mujer, y la mejora de la calidad de los ovocitos -célula germinal en proceso de convertirse en un óvulo maduro-. Está muy claro, aumentan el bienestar, el amor y el deseo sexual; la combinación perfecta para la fertilidad”, opina.
Fuente: EFE