EPOC: la importancia del diagnóstico para un tratamiento adecuado


El artículo de Mejor con Salud, redactado por leonardo Biolatto, graduado en Medicina por la Universidad Nacional de Córdoba, explica las particularidades que presenta el diagnóstico de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) ¿Cómo se realiza? ¿Qué criterios se tienen en cuenta? ¿Cuáles son las pruebas que se utilizan para confirmar la enfermedad?, son algunos de los interrogantes que responderá el texto a continuación y brindará algunas recomendaciones para afrontarlo en caso de recibir un diagnóstico positivo.

Saber cómo se diagnostica la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) es una tarea que corresponde a los profesionales médicos. De todas maneras, los pacientes deben entender el proceso que lleva a conocer la patología en profundidad, ya que cuanto antes se tiene la certeza de la misma, mejor es el pronóstico a largo plazo.

¿En qué consiste la EPOC?

La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) consiste en la obstrucción de las vías respiratorias, de manera crónica y progresiva, con especial énfasis en la salida del aire hacia fuera del cuerpo. Son cinco los cuadros clínicos que pueden derivar en esta condición:

Asma: una inflamación de la mucosa bronquial de origen autoinmune o alérgico.
Bronquitis crónica: el engrosamiento de la pared de los bronquios por más de 3 meses.
Enfisema: la formación de bolsas de aire dentro de los pulmones que lo retienen e impiden su expulsión.
Atelectasia: también conocida como colapso pulmonar.
Fibrosis quística: una enfermedad genética por la que los pacientes producen un moco espeso que obstruye conductos corporales, incluidos los del pulmón.
¿Qué métodos se emplean cuando se diagnostica la EPOC?
Cuando se diagnostica la EPOC es porque se han atravesado procesos de solicitud de variados métodos complementarios. En general, no es uno solo el determinante. Es decir, el médico se basa en radiografías, espirometrías y laboratorios.

El primer paso es la sospecha. Un paciente consulta por tos constante, a veces productiva y a veces no, con episodios repetitivos y hasta sibilancias al querer espirar. Entonces, se procede a la solicitud de los siguientes estudios que te explicamos a continuación.

Espirometría

La espirometría es una prueba diagnóstica de la EPOC que resulta una de las primeras y más eficaces para arribar a la determinación del trastorno. Además, otorga una serie de datos precisos que catalogan la complejidad evolutiva y permiten planificar un tratamiento acorde.

Para realizarla, el paciente debe soplar por un pequeño tubo en diferentes momentos, según la indicación del operador del aparato. Se le solicita que lo haga en un segundo, con más o menos fuerza, tras una inspiración forzada o en condiciones de respiración normal.

Todo ello moviliza aire, que es medido en volumen y en tiempo por el artefacto, lo que arroja cuentas matemáticas y una curva de espiración. Los médicos interpretan esos datos para saber si la persona tiene dificultades en la expulsión del aire.

Existen guías clínicas que clasifican los resultados según consensos internacionales, por lo que es posible determinar, con la espirometría, si alguien posee un EPOC leve, moderado o grave.

Radiografía

La radiografía de tórax ha sido desde siempre uno de los primeros métodos complementarios solicitados cuando se diagnostica la EPOC. Luego fue desplazada por la espirometría y por otros estudios de imágenes más específicos que aparecieron gracias a la tecnología, como la tomografía computada (TAC) y la resonancia magnética (RMN).

En la actualidad, una radiografía de tórax solo contribuirá a confirmar un estadio de la enfermedad, pero no será válida por sí sola. Allí se puede observar un aumento en la retención del aire, así como imágenes sugestivas del engrosamiento en los bronquios.

En el caso del enfisema y la atelectasia, los signos son más evidentes y menos sutiles que en el asma o la bronquitis crónica. De todas maneras, mientras exista la espirometría, sería contraproducente basarse únicamente en los rayos X.

Exploración por TAC

La tomografía axial computarizada utiliza los mismos principios de radiología que la placa torácica, pero otorga una visión global de la zona de los pulmones. Gracias a su mayor precisión, cuando se diagnostica la EPOC se puede solicitar este método para evaluar la presencia de otras lesiones asociadas.

De todas maneras, no debe menospreciarse la utilización de la TAC. En algunos casos, ante la sospecha de un cáncer de pulmón, es la primera elección para despejar dudas. Del mismo modo, si los síntomas del paciente son compatibles con insuficiencia cardíaca, arrojará una vista del corazón para poder medir su tamaño.

Gasometría arterial

La medición de gases en sangre no se emplea como prueba diagnóstica de EPOC, pero sí es una herramienta más en la clasificación del paciente según su gravedad, al tiempo que otorga datos en tiempo real cuando hay complicaciones.

Si una persona con enfisema es internada por una neumonía agregada, la gasometría arterial determinará si su tratamiento se realiza en terapia intensiva o en sala común.

Para realizarla, un técnico de laboratorio, o un médico, extrae sangre de una arteria accesible y luego la procesa en aparatos destinados a tal fin. Los resultados muestran qué concentraciones de oxígeno y de dióxido de carbono están circulando.

Otras pruebas para el diagnóstico de EPOC
Entre las otras pruebas diagnósticas que podemos mencionar para arribar a la certeza de EPOC tenemos las de laboratorio. Aquí hay mucha variabilidad conforme lo que el profesional de la salud sospeche. No es lo mismo suponer una bronquitis crónica, que no se reflejará en la sangre, que intuir una fibrosis quística.

La detección de la deficiencia de alfa-1-antitripsina se ha vuelto una recomendación casi constante en las últimas guías clínicas. Si bien se asociaba este problema genético a la fibrosis quística casi en absoluto, los estudios han demostrado que muchos pacientes con EPOC tienen formas leves de esta alteración hereditaria y se beneficiarían de un tratamiento acorde.

¿Qué hacer si se me diagnostica EPOC?

Si el médico de cabecera ha llegado al diagnóstico de la EPOC es porque ya cursó las pruebas complementarias necesarias. Así, tiene la certeza del nivel de gravedad e indicará un abordaje consistente.

Los tratamientos combinan medicación inhalatoria y por vía oral, cambios en el estilo de vida y fisioterapia respiratoria.
El abandono del tabaco es prioritario, así como el cuidado del contagio en épocas de alta circulación viral y bacteriana, como lo es el invierno.
En la actualidad, la EPOC es controlable y la calidad de vida ha mejorado mucho respecto a hace unas décadas. Por supuesto que el seguimiento debe ser estricto, pero ya no estamos ante la fatalidad a la que se enfrentaban las personas con enfisema, por ejemplo.