El destino de los océanos es un tema de principal preocupación para las Naciones Unidas. La segunda Conferencia Mundial sobre los Océanos, que tendrá lugar en la ciudad portuguesa de Lisboa del 2 al 6 de junio, se anuncia como un momento crucial para la salud de la vida marina y terrestre.
«La vida submarina es esencial para la existencia en la tierra», afirmó Tijjani Muhammad-Bande, presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en un evento preparatorio de la conferencia celebrado este martes en Nueva York.
Según replica el sitio de noticias de la ONU, el responsable de este órgano destacaba además que el océano produce «la mitad del oxígeno que respiramos» y proporciona alimentos a millones de personas en todo el mundo, a la vez que desempeña un «papel fundamental en la reducción del cambio climático como importante sumidero de calor y carbono».
De este modo, subrayó que uno de los principales objetivos de la Conferencia será promover soluciones innovadoras con base científica relacionadas con la gestión mundial de los océanos.
Unos océanos cuya actividad económica mundial está valorada en alrededor de 1,5 billones de dólares anuales, debido principalmente a que la acuicultura es uno de los sectores alimentarios de más rápido crecimiento y a los 350 millones de empleos en todo el mundo vinculados al sector pesquero.
«Un ecosistema marino limpio posee un potencial incalculable para cumplir con la totalidad de la Agenda de Desarrollo Sostenible», dijo. «Sin embargo, el uso insostenible y el abuso de los recursos oceánicos, junto con el cambio climático y la contaminación amenazan la capacidad de nuestros océanos para abastecernos».
Potenciar la vida submarina
Durante el primer año de la Década de Acción de la ONU, es necesario acelerar las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible que deben cumplirse durante este año, dos tercios de las cuales están relacionadas con la salud del medio ambiente.
Ante este desafío, Muhammad-Bande añadió: «debemos alcanzar varios objetivos relacionados con el Objetivo 14 sobre vida submarina (…) para replantear nuestra comprensión de la naturaleza como un catalizador para la aplicación de la Agenda 2030».
Al mismo tiempo afirmaba que la vida submarina y la tierra poseen una «relación simbiótica», destacando a continuación que «la contaminación dificulta la capacidad del océano para abastecer a las personas».
Como claro ejemplo del «compromiso multilateral de forjar un mundo mejor», citó la declaración ministerial de la Asamblea de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente del año pasado, en la que se pedía la reducción de los productos de plástico de un solo uso para 2030, y resaltó la necesidad de continuar este enfoque durante la Conferencia sobre los Océanos «para garantizar que la declaración tenga un impacto transformador en la vida submarina».
La salud de los océanos
Pese a concentrar una cuarta parte de toda la vida marina, la mitad de los arrecifes de coral se han perdido afectando negativamente a la seguridad alimentaria mundial. A este factor se le ha de añadir otra circunstancia: la pesca ilegal, no declarada ni reglamentada que supone una carga adicional para los ecosistemas.
Además, el aumento del nivel del mar causado por el cambio climático plantea una amenaza existencial, especialmente para los pequeños Estados insulares en desarrollo.
Por todos estos motivos señaló que la transición a una economía ecológica es «esencial para proteger nuestros océanos y el planeta» y recordó que el año que viene se inicia el Decenio de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible.
El uso sostenible de los océanos
Por su parte, el enviado especial del Secretario General para los Océanos, y también ex presidente de la Asamblea General, Peter Thomson, esbozó cinco grandes problemas a los que se enfrentan los océanos.
Por un lado, la contaminación -tanto por plásticos como por los vertidos industriales agrícolas- y la sostenibilidad de las industrias pesqueras a causa de prácticas nocivas son «perfectamente solucionables para el año 2030».
Sin embargo, destacó que son más difíciles de solucionar los problemas relacionados con la acidificación, la pérdida de oxígeno y el calentamiento de los océanos, todos ellos vinculados a las emisiones de gases de efecto invernadero.
Indicó que estos tres últimos problemas requerirán un amplio plazo para su reparación y que continuarán durante cientos de años «incluso si mañana empezamos a hacer lo correcto», y que, de hecho, debemos empezar ya a hacerlo para salir adelante.
Imagen: OMM/Ulla Nordlinder