Por Marisa Plano*
Hay palabras que a veces se desgastan de tanto usarlas , «TOLERANCIA» es una de ellas .
Se repite en discursos, en carteles, en proyectos que se anuncian y se olvidan. Pero para mí, la tolerancia no es una palabra: es una decisión diaria. Es elegir mirar al otro con respeto, aunque piense distinto , aunque no entienda su historia, aunque no hable mí mismo idioma emocional. La tolerancia no es soportar: es reconocer la dignidad que cada persona trae consigo.
Vivimos en un mundo lleno de voces que se apuran a juzgar. En cambio, la tolerancia nos invita a detenernos. Nos pide sensibilidad para comprender que cada persona está librando batallas que no conocemos. Cuando somos tolerantes, abrimos una puerta: permitimos que alguien sea sin miedo, sin disfraz, sin justificaciones lo que realmente es porque la tolerancia no exige que respetemos la existencia del otro con la misma fuerza con la que defendemos la nuestra.
La tolerancia se alimenta del encuentro , cuando nos animamos a escuchar, a preguntar sin invadir, a mirar más allá de lo evidente, algo se amplía dentro nuestro. Descubrimos que las diferencias no nos separan: nos enriquecen. Ser tolerantes es tener la humildad de admitir que nunca vemos el mundo completo, que cada persona aporta una pieza del rompecabezas que nos falta. No se trata de convencer ni de negar una discusión: se trata de aprender a convivir desde el respeto y la apretura.
En educación – mi lugar, mi pasión, mi compromiso- la tolerancia se vuelve imprescindible. No se puede enseñar si no se escucha. La inclusión empieza cuando aceptamos que nadie debe adaptarse a un molde para pertenecer. La tolerancia es la puerta a la justicia, a la empatía y a la igualdad real . No es un concepto teórico: es el modo en que miramos, acompañamos y creemos en el otro.
Hoy, en el DIA INTERNACIONAL PARA LA TOLERANCIA, elijo recordar que no se trata solo de convivir, sino de valorar y aceptar al otro tal cual es. La tolerancia no es pasiva: es activa, es compromiso y es amor. Ojalá cada uno de nosotros pueda sembrarla en su entorno. Porque cuando somos tolerantes, algo hermoso sucede: DEJAMOS DE CONSTRUIR MUROS Y EMPEZAMOS A CONSTRUIR PUENTES.
*Lic.em Ciencias de la Educación
