La Unión Europea (UE) advirtió este lunes que Serbia y Kosovo deben alinear su política externa con la del bloque si quieren algún día convertirse en un país miembro, luego Estados Unidos haya anunciado que ambos países trasladarían sus representaciones diplomáticas en Israel a Jerusalén, como parte de su acuerdo para establecer vínculos económicos bilaterales. El bloque de naciones reconoce a Tel Aviv, como la capital, frente a una resolución del conflicto Israel-Palestina.
«Como país candidato esperamos de Serbia que alinee progresivamente sus posiciones con las adoptadas por la UE. Cualquier paso diplomático que ponga en jaque la posición común sobre Jerusalén es una cuestión que nos preocupa», manifestó el vocero del Servicio de Acción Exterior, Peter Stano, en conferencia de prensa, informó la agencia de noticias Europa Press.
Este mensaje llegó el mismo día que el presidente serbio, Aleksandar Vucic, y el primer ministro kosovar, Avdullah Hoti, se reunían en Bruselas en una nueva cumbre del diálogo promovido por la UE para que Belgrado y Pristina normalicen completamente sus relaciones.
Tras la reunión, el enviado especial para el diálogo, Miroslav Lajcak, informó que se lograron progresos sobre cooperación económica y la situación de las personas desplazadas, y resaltó que por primera vez se abordaron temas de minorías sociales y acuerdos para las reclamaciones mutuas de propiedades y financieras.
Stano aseguró que tanto Serbia como Kosovo expresaron que su ingreso en la UE es una prioridad y recordó que ningún estado miembro del bloque europeo tiene su embajada en Jerusalén, sino en Tel Aviv, como la mayoría de los países del mundo.
La diplomacia europea defiende que la ciudad debe ser la futura capital de los dos estados, Israel y Palestina, en el marco de una solución negociada del conflicto y no de una definición unilateral de una de las dos partes.
El viernes pasado, el presidente estadounidense, Donald Trump, quien medió en la negociación del acuerdo de lazos económicos entre Serbia y Kosovo, anunció que ambos estados trasladarían su sede diplomática israelí de Tel Aviv a Jerusalén, un guiño tanto para Washington como para Israel, que considera a la ciudad como su capital única e indivisible.
Ante el anuncio, Saeb Erekat, el secretario del comité ejecutivo de la Organización para la Liberación Palestina (OLP), dijo ayer que «el Estado de Palestina romperá relaciones con cualquier país que traslade su embajada a la ciudad de Jerusalén y retirará a su embajador».
Erekat aseguró que Palestina se convirtió «en víctima de las ambiciones electorales» del Trump, quien «hará lo que sea necesario para asegurar su reelección, incluso si destruye la paz».
A dos meses de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, en las que Trump aspira a renovar su mandato, los gestos hacia Israel son parte de un impulso de su Gobierno para mejorar la posición internacional de Tel Aviv.
En diciembre de 2017, Trump declaró que su país reconoce Jerusalén como la capital de Israel y en mayo de 2018 la embajada estadounidense se trasladó a esta ciudad.
El Gobierno de Trump alentó a otros países a hacer lo mismo, una decisión que fue repudiada por los palestinos y por gran parte de la comunidad internacional, que adhiere a la solución de los dos Estados.
La mayoría de los países consideran que el estatus de Jerusalén es uno de los problemas centrales del conflicto en Oriente Medio, que debe resolverse, basándose en acuerdos con los palestinos.